miércoles, 8 de mayo de 2013

Tortuosos finales, eternos comienzos

Hay parejas que no pueden estar juntas, las hay que no saben separarse y otras, quizás las menos, son las que ni lo uno ni lo otro.

Estoy segura de que en tu vida has conocido al menos a una pareja así. Desde que les conoces están juntos, primero eran sólo un "rollito", nada serio, de repente ya eran novios oficiales. Ambos desaparecen para sus grupos de amigos durante una temporada y, pasado un tiempo, ella vuelve deshecha en lágrimas porque él la ha dejado (o viceversa).

Acogidos de nuevos por sus respectivas pandillas, se pasan los días investigando con lupa el porqué de la ruptura, pensando en que es su culpa, que es de él o que es de ambos. Tú, como maravillosa amiga o amigo que eres, escuchas pacientemente, atiendes sus llamadas, animas con tus silencios y comprendes con tus asentimientos y, cuando parece que lo han superado, recaen.

Vuelven a estar juntos con la pasión de los primeros días y la seguridad de que esta vez no puede ir mal. Una seguridad tan falsa que no tarda en hacerse añicos de nuevo, y el ciclo vuelve a empezar.

Conozco bien ese tipo de relaciones porque yo he sido, y quién sabe si aún lo soy, la protagonista de una de ellas. Del enamoramiento más absoluto a las rupturas más tortuosas, el ni contigo ni sin ti ha cobrado en mi vida un cariz desconocido.

Cada vez que todo se ha hecho pedazos, mi familia y amigas han estado ahí para recoger lo que quedaba de mí. Con su incondicional ayuda (tanta, que les dedicaré un post especial) han logrado una y mil veces retornarme a  lo que era, dándome la seguridad en mi misma que perdía en cada pelea que acababa con la relación.

Al pasar el tiempo, con mi curación tan reciente que aún había rastros de heridas en mi piel, observan impotentes como vuelvo a meterme de lleno en aquello de lo que no paran de sanarme.

Desde aquí les pido disculpas, por las veces que he desoído sus consejos, por las veces que he buscado su apoyo sin querer escuchar sus consejos, por las veces que aún sabiendo lo que debía hacer he decidido equivocarme mil veces más sabiendo que estarían ahí.
 
Pero, sobre todo, les pido perdón por lo que está por venir, por las lágrimas que aún verteré, por los silencios que me ayudarán a sobrellevar, por los consejos que me darán aún sin pedirlos. Y desde ya, les doy las gracias por su apoyo incondicional que hace de los finales algo menos doloroso.

3 comentarios:

  1. Noy hay nada q perdonar pero como vuelvas a recaer te mato!!!!! ;) y despues t recordare stas palabras tuyas

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  2. Quiero que quede constancia de este párrafo de mi texto, que me descarga de las culpas(:p):

    "Conozco bien ese tipo de relaciones porque yo he sido, y quién sabe si aún lo soy, la protagonista de una de ellas."

    Gracias por tu comentario Leire. No dejes de escribir!!!!

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  3. jajaj si ya he leido ese parrafo pero tb el resto y kiero que t acuardes bien de todo cuando flaquees

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