miércoles, 28 de agosto de 2013

Conociendo blogs, ¿me enseñas el tuyo?

Esto de escribir un blog es complicado, no por la temática ni por la cantidad de visitas que tienes, sino por aquello de que hay mucha oferta, para no sé yo si demasiada demanda.

El hacerte conocido es difícil y el que la gente se haga fiel a lo que escribes, practicamente imposible. Cualquier iniciativa para hacer que te lean es siempre bienvenida, máxime si además puedes leer lo que escriben otros (hay que conocer a la competencia para saber qué venden, cómo y por qué).

Es por todo ello por lo que la iniciativa de Conociendo blogs, ¿me enseñas el tuyo? me ha parecido más que interesante. No sé si he aumentado mis visitas desde que pertenezco al grupo, pero sí que he leído a gente que merece la pena conocer y que, de no ser por el grupo, nunca habría encontrado. Por ello te invito a unirte al grupo y conocer la maravillosa gente que dedica sus días a escribir sólo para tí.

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Hij@s vs Vida laboral

Hace algunos posts (en más de uno, en realidad) he tocado el tema de las princesas de los cuentos de hadas. Son historias falsas, machistas, con finales felices tan irreales que, por absurdos, nos hemos tragado sin rechistar cada una de las moralejas que se nos han querido vender.

Me da miedo que las niñas de hoy se crean, como las de ayer, que el amor se basa en la espera constante de un rescatador que trueque nuestra existencia en algo mejor. Eso de que mi felicidad dependa de los caprichos de un hombre no me alegra el día, para que engañarnos. Sin embargo, hay otra manera de entender el amor que me pone los pelos aún más de punta (y teniéndolo rizado eso me convierte en una blanca afro, creedme que da mucha pena).

La revolución feminista, la evolución del pensamiento social hacia la igualdad y la idea de que las mujeres somos iguales que los hombres (y viceversa) ha mejorado mucho la vida del sexo femenino. Pero como cada cambio de pensamiento, tiene su lado negativo. Cierto es que ahora los hombres comprenden la importancia de involucrarse en el hogar y el cuidado de los hijos, pero algunas mujeres confunden los términos. Ser mujer hoy supone independencia laboral y económica, pero conlleva lo mismo que hace 10000 años. Supone ser quien lleve 9 meses en su vientre a su hij@, quien le alimente con su leche y quien genere ese vínculo vital que durará siempre.

Para algunas mujeres, confusas con la idea de igualdad, tener un bebé es sinónimo de freno en su trabajo, es el truncamiento inevitable de aquello por lo que han luchado durante años. Es por ello por lo que no es extraño que tú que lees esto, conozcas mujeres que hayan decidido renunciar a una familia convencional en pos de una vida con capacidad económica y sin ropa llena de potitos y llantos al alba.

Cada persona tiene la capacidad de decidir que hacer con su vida, es el libre albedrío que tan bien me parece. Es la libertad de equivocarnos una y mil veces sin que un dedo acusador nos impida volver a hacerlo. Puedes elegir tu empleo por encima de todo, o ser feliz viendo crecer a tus hijos e incluso puedes compaginar ambos sueños (con mucho más esfuerzo, claro) Lo que, en mi opinión, no puede ser es querer tener lo bueno de ser hombre y lo bueno de ser mujer, pero no lo malo de los dos mundos. Querer ser madre sin renunciar a nada, mirar a tu hijo como el ser que destruyo tus sueños y a tu pareja como el hombre que no estuvo a la altura.

Personalmente, no quiero renunciar a la maternidad, llegue cuando llegue y tampoco a mi vida laboral. Soy de esas mujeres que creen que podrán con todo, y por increíble que parezca, lo logran. Sin embargo, también soy de esas que decide que su carrera laboral puede esperar 4 meses o 6 o quizás incluso 8 si la cambio por ver a mi hij@ a diario. Sé que no soy madre y que, algunas de las pandoritas que leéis esto, me juzguéis por opinar sin conocer de primera mano aquello de lo que escribo.

Lo único que digo es que no comprendo a las mujeres que hablan de ser madres, diciendo que les gustaría serlo pero sin renunciar a nada de su vida pre-maternidad. Las que consideran el tener un bebé como un trámite en la vida que hay que cumplir sí o sí y que consideran al bebé un problema del que las dos partes de la pareja deben hacerse cargo, sea cual sea el coste, no están dentro de mi concepto de madre ideal, sino todo lo contrario. Cierto es que, como yo, no saben de lo que hablan ya que aún no han visto la carita babeante del ser al que han dado la vida y quizás eso les haga cambiar de opinión.

No quiero que me malinterpreteis, si la maternidad se vive en pareja, por supuesto que quiero que el padre se involucre de manera constante en la educación y en todo lo que tenga que ver con nuestra descendencia, y también creo que ambos miembros de la pareja debe renunciar a cosas. Lo que creo es que me gustaría ver a mi hijo crecer y no le daría tanta importancia a salir dos horas antes del trabajo (poniendo en jaque mi probable ascenso) para darle la cena o acostarle.

Y tú... ¿Crees que tener un bebé no merece la pena sacrificar parte de tu vida? ¿Consideras que puedes culpar de tu parón laboral a un niñ@ que ni siquiera te ha pedido formar parte de tu vida??

Sin respuestas

Que no, que no. Que ya no quiero saber más de Cupido, nada más del amor, nada más de las lágrimas que acompañan ese sentimiento absurdo que hace que veas en él lo que nunca fue.

Le conoces, y te hace gracia, y de ahí pasa a hacerte sonreír y ese es el pecado, es el problema, es el pistoletazo de salida, es la señal de alarma. No digo que ya no crea en el amor, ni que no quiera enamorarme. Digo que no me quiero dejar llevar.

¿Existirá el amor racional? ¿Podrás enamorarte como una loca, manteniendo la cordura cerebral? ¿Puede una persona dejarse llevar por el corazón, sin soltar el cordón que lo une a la mente? Si esperabais que yo os diera las respuestas, es que no me conocéis en absoluto. Las preguntas os las puedo dar, todas las que queráis, algunas incluso que jamás habéis pensado, pero respuestas me faltan, se me escapan.
Como sabéis los que me leéis he llorado, probablemente menos de lo que debería por no permitírmelo, por amor. No sé verme desde fuera, seguramente porque no quiero darme pena a mí misma por no saber ver lo que viene cuando está cantado. Quizás por eso no le doy demasiada importancia al daño que me hacen, lo relativizo con el paso del tiempo, acabo pensando que he tenido mi parte de responsabilidad (cierto que suelo adjudicarme más de la debida) e intento seguir adelante, sin pena ni gloria.

Sin embargo, cuando las lágrimas no son tuyas, cuando el rostro que se deshace en dolor es el de alguien a quien quieres, las cosas cambian. Sé que mis decisiones sentimentales han hecho sufrir a mucha gente y aún así, ni siquiera a eso le he dado la importancia que tenía.

Dice un refrán que mal de muchos, es consuelo de tontos. Miente. No me hace sentir mejor que otra persona pase por las mismas penalidades que yo (eso demuestra que de tonta no tengo nada no?), pero sí me despierta de mi ensoñación ver a alguien que me importa sufrir por amor, como lo he hecho yo.

Cuenta la leyenda que los psicólogos nos venden, que cuando sucede una ruptura sentimental hay que pasar por varias fases para que el duelo sea sano (como si el dolor pudiera serlo). No las recuerdo, pero me suena que había que pasar por la negación, el dolor, la rabia y llegar a la aceptación.

Personalmente siempre he sido de intentar acortar los pasos en la medida de lo posible, así que no me permito tanta tontería e intento llegar a la aceptación a las buenas o a las malas, engañándome, mintiéndome o inventándome maldades del otro, que me hagan pasar página (o creer que lo he hecho) lo antes posible.

Hasta ahora, mi técnica consiste en pasar los días, intentar sonreír cada vez que pueda y parar mis pensamientos románticos en cuanto asoman a mi mente. Creo que no es la mejor técnica, no es válida para cualquiera porque es cierto que hay personas que requieren sus fases, sus tiempos, recrearse una temporada en su dolor para luego resurgir. Pero a mí me vale.

No digo yo que los psicólogos mientan o ignoren la realidad de los sentimientos, pero no son tan precisos como un corazón herido necesita.

En mi entorno hay, a día de hoy, una persona que sufre por desamor (por amor jamás se sufre) y su pregunta constante es ¿cuánto tiempo pasa hasta que...? ¿Cuánto voy a tardar en dejar de querer contarle todo? ¿Cuánto voy a tardar en no llorar por mi ex? ¿Cuánto voy a tardar en lograr que me sea indiferente?

Me lo pregunta a mí, ni por cercanía, ni por experiencia, sino porque sabe que no hace tanto que lo he pasado, como para haber olvidado la temporalidad, que se entremezcla con los recuerdos cuando ya lo has superado. Le contesto siempre la verdad, que no tengo ni idea. Sólo sé que depende de ti, de tu actitud, de las ganas que tengas de salir adelante. Pero a la persona dolorida que me pregunta con lágrimas en los ojos, no le vale. Ella quiere que le diga que si soporta 3 días más sin saber de su ex, se le pasará. Quiere que le mienta, como lo querría yo.

No hay varitas mágicas y aunque estoy harta de decírselo, no puede entender que después de 15 días esté peor que el primero, no comprende porque llora ante cada noticia de la vida de su ex que conoce, pero sobre todo lo que no comprende es que la única persona responsable de que todo esto le ocurra, es ella misma.

Nuestra mente forma parte de nuestro cuerpo, pero es una parte follonera, malintencionada. No os riáis, lo digo en serio. Cuando estás a dieta te dice que por comerte una pizza no pasará nada, cuando te sientes un poco mal por algún virus, hace que creas que morirás de dolor, y cuando estás sufriendo una ruptura se empeña en recordarte lo bonito.

Ella, esa persona que me pregunta a diario por los tiempos, es incapaz de plantarse frente a su mente y decirle “que no, que no. Que él ya no era detallista, que me hacía llorar, que no me quería, que no me daba lo que necesitaba para ser feliz.” Lo sabe, como lo sabemos todas, pero no puede más que recordar aquellos primeros días de la relación en los que él fingía ser más y ella exigía menos.

Así que a ti, que estás leyendo esto, a ti que tanto has sufrido, a ti que sigues preguntándote por los tiempos, os diré que mi método quizás no sea el mejor porque me cierra a una relación futura alocada, sentimental, basada sólo en el sí porque sí, porque me endurece el corazón el no querer nada más que pasar otro día, pero la tuya, la que te hace sufrir no es tampoco la mejor manera de superarlo.

Hay un intermedio, un saber vivir sin la otra persona, pasando o no por las fases, llegando o no a la indiferencia, pero saliendo de eso fortalecida, habiendo aprendido no una, sino miles de lecciones, orgullosa por haberlo superado y convencida de que hoy eres mejor de lo que eras ayer, porque te pareces más a lo que quieres ser.

Como se consigue ese punto medio, es un misterio para mí, no creo que esperaseis que os explicase el método, porque eso seria daros una respuesta y, ya había dejado claro, que de eso yo no tengo.

domingo, 16 de junio de 2013

Cari, tijera, patito y demás

He descubierto que la imaginación desbordante que creía poseer, quizás no sea tal. Puede ser que me exima de la culpa el hecho de que he nacido en España. Me explico.

Hay millones de parejas que se pasan juntas toda la vida, sin emplear entre ellos ningún apelativo cariñoso (fuera de la alcoba u hogar. Quizás dentro sí lo hagan). Yo, sin embargo, soy mucho de olvidarme de que mi chico tiene nombre y pasa de llamarse Jaimito a cari, mi niño, o cualquier otra palabra vergonzosa y chorra que se me ocurra en el momento.

Llega un momento, incluso, en el que el referirme a él por su nombre real es sólo una manera de que sea consciente de la magnitud del enfado que llevo encima y, así mismo si a mí me llaman por mi nombre, siento que algo horrible se aproxima inexorablemente (soy muy positiva yo jjeje).

Esta pérdida de tu propio nombre no le agrada a todo el mundo, pero lo cierto es que nunca ninguna de mis parejas me han dicho que les molestara, así como tampoco ha habido ningún hombre que no haya caído en esta costumbre tan de much@s de nosotr@s.

Los apelativos cariñosos, dicen, son la demostración de que la intimidad con la pareja ha aumentado, así como evidencia una intencionalidad por parte de ambos de un proyecto común. A pesar de que esta afirmación me beneficia, por ser una apodadora profesional, discrepo con ella. Como ya he dicho, he conocido a parejas que se llaman Luis y Amelia, entre ellos, siempre, y no quiero pensar que por eso se quieran menos (estaría feo preguntarles directamente, verdad?)

En este tema, hay tantas variantes como personas, ya que a veces los miembros de las pareja se llaman entre ellos cosas que sólo ellos entienden. De repente oyes a una mujer llamarle donette a él y como él le contesta con un phoski. En ese instante sabes que esos nombres tienen una historia, seguramente tan entretenida como vergonzosa, sin embargo a nadie le sorprende. Jamás he oído a un hombre llamarle cariñosamente a una mujer, me he girado y he dicho ¿cómo ella se deja apodar así? No lo hago, porque entiendo que esa palabra significa para ellos mucho más que un cariño o un amor.

En España es habitual escuchar el típico "cari", "amor" o "mi vida", Sudamérica se lleva la palma en cuanto a "gordo", "bebé" o "mamacita" y, otros países.... Bueno, otros países son bien distintos.

Todos hemos oído el mítico "amore" que derrite a más de una cuando suena con ese acento meloso de los romanos. En Francia se llaman "Bébé d'amour" (bebé de amor), que es algo bastante similar. Cuanto más nos alejamos de nuestras fronteras, más se diferencian también los epítetos.

Los apodos gastronómicos toman relevancia en algunos países, como en el caso de los holandeses que llaman a sus damas "dropje", que en castellano sería regaliz. Los turcos, menos dados a los dulces optan por "Fıstığım", que es algo así como....pistachito mío. Los húngaros, valientes donde los haya, se la juegan con las mujeres denominándolas setas (Gomba) y ellas encantadas oye! Quizás no les importa muchos porque estos hombres, repletos de una imaginación que se les escapa por los poros de la piel, las denominan también tijeras o dedito mío. Vamos, un romanticismo exacerbado.

En los países angloparlantes se llama al objeto de nuestra devoción "honey" (miel), palabra que se usa tanto para la pareja como para niños pequeños, como bien nos ha enseñado el cine norteamericano. (si se ve en versión original, porque si no se toma la licencia lingüística de traducirlo como "cariño", tan español eso como el toro osborne, ya sabéis)

Hay apodos que no llaman demasiado la atención, ya que son comunes en muchas culturas (querida, tesoro, linda, mi sol, corazón). Sin embargo otras, no dejan de sorprenderme. 

Por ejemplo, Quietscheentchen. Seguro que ya habéis descubierto que se trata de una palabra alemana impronunciable y, aunque no me creáis no ha sido eso lo que me ha sorprendido, sino su significado. La traducción de este trabalenguas es "patito de goma" y, sinceramente me ha hecho gracia que las parejas se acuerden de este elemento tan tierno de la infancia.

Algunas frases de declaración de amor, dan más miedo que otra cosa como en Kosovo, donde si te dicen “Ta ha zemrën!” se te están declarando. Eso sí, yo te comento que la traducción literal de esta sentida declaración es “Te como el corazón”. Lo demás te lo dejo a ti y al kosovar que te lo ha dicho con una sonrisa en los labios, y un leve rubor en las mejillas.

A mí dejadme con mi "cari" y "mi niño" disfrutando de ese sentimiento que nos atonta y da la vuelta a nuestro mundo. ¿No sabes de qué hablo?

 “¡Ah, l’ Amour…! L’ Amour…!”

jueves, 13 de junio de 2013

Adiós a la infancia...si estás list@!

Si has comenzado a leer esta entrada, quiero hacerte una recomendación previa. No quiero que te enfades conmigo por destruir tu infancia en unas pocas líneas, así que te recomiendo que dejes de leer ahora mismo si deseas conservar tu ilusa creencia en los cuentos de hadas.

Bueno, veo que sigues aquí y, te recuerdo, que es bajo tu responsabilidad (no pago psiquiatras eh?). Mi querida hermana me comentó hace un tiempo que los cuentos de hadas que conocemos están, habitualmente basados en historias reales. Es por ella y por su idea, por lo que investigué sobre Blancanieves en primer lugar y de ahí resultó el post que, espero, ya habrás leído.

Hoy decidí ahondar en otra historia semejante, pero a veces (Como ya os he contado) mis idas y venidas por el universo Google, me llevan a sitios que a veces preferiría no encontrar. Traumatizada como me he quedado con mi hallazgo, he decidido hacer gala de un poquito de egoísmo y compartir el trauma con todos aquellos que habéis desoído mi consejo.

Bienvenidos al mundo de la no-fantasía, de la destrucción de la infancia y de los traumas psicológicos posteriores!!!

A estas alturas, aún no tienes ni idea de qué te voy a hablar, pero sigues leyendo porque me conoces y sabes que te lo voy a contar ya mismo. Pues bien, voy a escribir sobre las versiones originales de los cuentos de hadas que conocemos.

Nooooo, por mucho que lo creas los cuentos de Disney no son los reales. La factoría infantil por antonomasia, se dedicó a adaptar historias que, previamente, no eran tan hermosas. Vayamos poco a poco.

En el cuento de Blancanieves, ya os hablé de que al final la madrastra era condenada a bailar con unas horribles sandalias hasta la muerte, pero la verdad es que no es el peor caso. Por ejemplo, la Bella Durmiente, es violada durante su largo letargo y da a luz a gemelos. El violador no es ni siquiera el príncipe encantado, sino un rey con esposa y reino.

Uno de los niños succiona la astilla (si, en el original no hay rueca) que la había hechizado hasta extirpársela, logrando así que despierte. Imaginaos dormiros hoy, y despertaros al tiempo con dos hijos frutos de una violación! (trauma uno iniciándose...) La historia no acaba aquí, ya que la reina se entera de la infidelidad y ordena matar a los mellizos y quemar viva a la Bella Durmiente, de nombre Talía en el original. Sin embargo, el rey se entera y decide que prefiere quedarse con la joven doncella y que sea su mujer la que arda.

El cuento de caperucita tiene menos de sexual, pero más de canibalismo (creo que son los dos ingredientes básicos de las historias en sus versiones originales). El lobo mata a la abuelita y obliga a caperucita a comérsela. Tras esto, la insta a acostarse con él, cosa que no ocurre porque la niña le engaña diciéndole que necesita ir al aseo. El lobo que no es tan tonto como se cree le ata un tobillo con grilletes. La pequeña en su afán por liberarse, se parte el tobillo, finalizando todo con una abuela diseccionada por la casa, una caperucita lisiada y un lobo muerto. Precioso!

Ricitos de oro ni siquiera era tal en la versión inicial. Se trataba de una vieja fea y asquerosa que se cuela de ocupa en casa de tres osos (a quién se le ocurre!) y acaba, lógicamente, asesinada por ellos.

La Sirenita pierde su cola para convertirse en humana, consiguiendo unas piernas que le duelen y le sangran a cada paso y el conocimiento de lo que es un corazón roto cuando Eric se casa con otra (ainnnnssss, ¡hombres!). Al final del cuento, la querida Ariel se convierte en espuma de mar.

Hay millones de casos similares, pero creo que los dejaré para otro post, porque para uno sólo creo que sería demasiado. Y, como ya os he contado el cuento del día, no me queda más que deciros: Felices sueños!! (si es que podéis dormir muajajaja)

lunes, 10 de junio de 2013

Mil y una excusas

Acabar una relación a veces es tan sencillo como no volver a llamar, como mostrarse frío o fría, como distanciar las salidas hasta que provocas la huída del ser ya no amado. Sin embargo, a veces, todo va supuestamente bien para uno, mientras que al otro la idea de la independencia y la ruptura se le ha colado, no sólo en el corazón, sino también en la mente. La paladea, dándole vueltas buscando el momento oportuno de decir se acabó. El problema es que la mayoría de los humanos no aceptamos un "se acabó" como respuesta.

Hablaba en otro post de la necesidad de muchas de nosotras y de nosotros de diseccionar la causa de la ruptura cuando nos dan motivos, imaginaos si no nos los dan. Es por ello, por lo que tanto hombres como mujeres usamos a veces excusas insustanciales, baratas e incluso vergonzosas tan manidas, que son motivo de mofas en muchas conversaciones.

¿Qué tal el "no eres tú, soy yo"? Me hace gracia sólo con oírlo o leerlo e incluso llegué a la conclusión de que la existencia de personas que lo usaran era una leyenda urbana. Me equivocaba.

En estos días ha habido mujeres y hombres que me han contados sus experiencias con esas excusas absurdas y, creedme si os digo que esa frase salía de muchas de sus bocas.

Sin embargo, no es la única. "Creo que debemos darnos un tiempo" es otra habitual de los rankings, y normalmente acaba con el aburrimiento de la espera de que ese tiempo infinito acabe. Puede ser que le gusten las canas y las cachavas y sólo esté esperando a que tú alcances el grado justo de decrepitud.

"Estoy confundid@, ahora no sé lo que quiero”. Esta me encanta, porque habitualmente suele querer decir que sí sabe lo que quiere pero ese algo, no eres tú.

En esto, como en casi todo, hay diferencias sexuales. Por ejemplo las mujeres tiramos más del mítico "te quiero, pero como amigo" expulsando al hombre a la friendzone sin pestañear y con una sonrisa coqueta que denota lo buenas y amables que somos, al permitirle seguir en nuestras vidas. 

Los hombres, por su parte, suelen utilizar su complicada vida laboral como plan perfecto para abandonarnos. "Ahora mismo no tengo tiempo para una relación", "No tengo el tiempo necesario para dedicártelo", “Estoy centrado en mi carrera, me absorbe por completo…” 

La gracia de las excusas, es que habitualmente te hacen sentir que no tienes capacidad de decisión. Obviamente si una persona te dice no te quiero, poco hay que hacer al respecto, pero si te dice que te quiere demasiado y que no te merece, no sería más normal que decidieras tú si te merece o no? Ahí es donde se ve que los pretextos no son más que eso.

Imagina al hombre/mujer a quien amas, sentad@ frente a ti diciéndote que no te merece. Tú, con los ojos inundados en llanto, le dices que por supuesto que te merece, que junto a él/ ella eres mejor. Entonces, lo normal sería que se levantara, te abrazara y te dijera "uff, tenía tanto miedo de que pensaras que soy poco para ti! Menos mal que no lo sientes así. ¡Seamos felices para siempre jamás!!!" Pero noooo! Eso no ocurre porque cuando tú le digas eso, la otra parte te asaltará con millones de argumentos para convencerte de que no te merece o, lo que es peor, encadenará varias excusas.

-Eres demasiado buena, no te merezco.
-No digas tonterías, claro que me mereces!! Es contigo con quien quiero estar.
-No, créeme, no soy bueno para ti. En este momento estoy demasiado liado con el trabajo, no te doy el tiempo que necesitas.
- Bueno, son épocas! Ya pasará y estaremos más tiempo juntos.
- ¿Y si no pasa? Quizás deberíamos alejarnos un tiempo. No eres tú, soy yo. El trabajo me agobia, me absorbe.

Y así hasta el infinito.

La realidad en cambio es que hay varias razones para dejar una relación y, fijaos que curioso, no son ninguna de las anteriores.

En muchos casos se trata de la desaparición del enamoramiento. Pasada la época de atontamiento global de mente y cuerpo (la conocéis no?) los defectos de la pareja nos caen encima como un vaso de agua, suspendido sobre una puerta. Estaba ahí todo el tiempo, pero con los ojos vendados y la puerta abatida, el vaso no caía y cuando la gravedad hace su trabajo nos inunda la desilusión contenida en él.

Otra causa es la confianza en el cambio. Durante un tiempo indefinido podemos creer que nuestro amor cambiará ese hábito que nos saca de quicio. En el momento de descubrir que no va a desaparecer con desearlo, sólo hay dos opciones: aprender a vivir con él o romper.

El hecho de que nuestra familia, compañeros de trabajo, amigos… no acepten a la pareja es otro de los asesinos más comunes de las relaciones. Hay quien dice que la gente que te rodea sabe lo que te conviene y que si tu amor no les cae bien, deberías fiarte de su criterio. Por mi parte, debo decir que no tengo ese sentido común en mis relaciones así que ¿cómo pedirle a otra persona que confíe en mí para saber lo que les puede hacer felices? Si no se aconsejarme correctamente a mí, como para jugar con la vida de los demás! A pesar de ello, es complicado mantener una relación con alguien a quien no puedes mezclar con otros ámbitos de tu vida y esa brecha, acaba muchas veces en una ruptura anunciada.

Las excusas al final son solo maneras de envolver de mentiras que creemos mejores, una realidad que duele. Hay una frase que dice “hazme llorar con la verdad, para no destruirme con la mentira”
 
Entiendo que en el momento de la ruptura no quieras decirle que su cabeza está coronada, cual macho taurino y es respetable, pero al menos dile que necesitas cosas que la relación no te da. Sé lo más claro posible, intentando no hacer daño. Al final, ese momento pasará y nadie sabe si mañana te arrepentirás de haber dejado a esa persona. Cuanto mejor lo hayas hecho, menos rencor habrá de por medio para empezar de cero si es lo que decidís.
 
Y si lo es, vuelve a basar tu relación en la sinceridad y la confianza, esa es, ojo! según los expertos (ya sabéis que yo no lo soy jejje) la clave del éxito. Así que ánimo y a por ello!

 

miércoles, 22 de mayo de 2013

A vueltas con las palabras

Creo que todos tenemos a personas a nuestro alrededor que nos hacen darnos cuenta de cosas. A veces buenas, a veces malas y a veces simplemente son algo que no habíamos pensado. Esto me ha pasado a mí con este tema. 

No sé desde dónde me lees tú, pandorit@. Puede que compartamos zona horaria, quizás incluso veamos amanecer y anochecer desde la misma ciudad, y puede que nos separe un océano y que lo más cerca que estaremos nunca de conocernos es el hecho de que tú lees mis letras y yo las escribo para ti.

La realidad es que puede que estés en la otra punta del mundo y es casi seguro que tu idioma, aunque es el mío, diste en muchas cosas de ser exactamente igual. Hay un millón de palabras, expresiones y giros lingüísticos tan distintos entre mi español y el tuyo que, seguramente, algunas veces, te hayas quedado alucinad@ de que las meta en una frase.

Por eso, para ti que lees esto desde otro país, para ti que lo lees desde España pero cuyas raíces están a miles de km de aquí, y para ti (si tú) que me pediste este tema, escribo hoy este post.

Si hablamos de cosas simples, incluso dentro de España se ven diferencias. Para mí una chaqueta vaquera siempre será una chamarra, el gorro de una sudadera un choto, y unas zapatillas deportivas playeras. El tenis es para mí sólo un deporte mientras para otros se pone en los pies para hacer deporte.
 
En México cocinan en la estufa y aquí la usamos para calentar las casas en invierno. Sus amigos son carnales y si son listos se autodenominan pistolas. Si salen de boliche y beben de más, se pone cola de perro y si, encima disfrutan, se están rayando. Aquí algo carnal no es un amigo, sino que está relacionado con temas sexuales, los listos son avispados, salimos de fiesta y nos pillamos un pedo y si nos rayamos, no es nada bueno.

En Guatemala, trabajar es echar punta, tener un problema es tener un clavo y no tener suerte, tener leche. Para un guatemalteco su novia es su traída y su amante, casera. En España las caseras son las mujeres que nos alquilan sus casas y si se convierte en tu amante o no, es otro cantar!! La punta la echan los lápices y los clavos sirven para sacar a otro. La leche la da la vaca y a los novios los traemos, pero también los llevamos.

El caso de Guatemala es curioso por la cantidad de acepciones que tienen las palabras derivadas de "huevo". Si un guatemalteco te llama huevudo, alégrate te considera valiente pero si te llama huevón cree que eres un vago y ser de ahuevo es ser una persona de confianza.

En mi país un huevón es un hombre que no toma decisiones y se deja llevar, tener algo a huevo es que es alcanzable, los testículos de los hombres son los huevos y los huevones no tengo claro si tienen.

Para ellos un pajero es un mentiroso, así que no creas que te consideran un salido sexual. Así como en México rayarse es pasarlo bien, en este país es ser afortunado.

Lo que es España se llama ir de sujetavelas, al acompañar a una pareja, en Perú es estar de violín mientras tú estás con tu flac@. Si no está conforme con una venta, no reclama, pitea y si logra que le devuelvan su dinero no presume, se vota.

Los peruanos inteligentes son chancones, los bonitos cueros, los policías tombos y al mediodía en vez de la siesta, jatean.

En Sudamérica la concha es la vagina femenina y aquí es lo que encontramos en la arena y la manera cariñosa de llamar a la tía Concepción de Benavente del Cesnillo. Y Lola Flores se llamaba Dolores, por mucho que os riais pensando que se llamaba como un seno femenino!

Si hago mucho deporte, tengo agujetas, vosotros las usáis para ataros los zapatos. Lo que vosotros conocéis como banqueta, yo lo llamo acera y para mí una banqueta es una silla sin respaldo. Coger es agarrar (cuidado si tropiezas en Sudamérica y le suplicas a alguien que te coja. Las consecuencias pueden ser terribles).

Un guiso es lo que hace mi madre para comer, y para ti, que estás en Puerto Rico, un trabajo de carácter temporal. Yo copiaba en los exámenes con chuletas y vosotros con machetes, comía chocolate con churros mientras para ti comerte un churro es comerte, literalmente, a alguien hermoso (canibalismo? jajajja)

Para ir al trabajo tengo que pasar por 4 manzanas de casas porque si pasara 4 cuadras, me encontraría millones de animales a mi paso. Y, por supuesto, ni se me ocurrirá decir que para venir tengo que coger dos autobuses, porque a saber lo que pensareis de mí!!!

Feliz día!!

martes, 21 de mayo de 2013

La verdad de los cuentos: I Blancanieves

Érase una vez un mundo en el que los cuentos se hacían realidad. Un mundo repleto de personas disfrazadas de personajes, un enorme castillo rosa, un montón de espectáculos y niños admirando la fantasía, absortos.

Este mundo sin embargo es sólo un terreno que alguien se ha dedicado a llenar de amores que nunca serán, de niños que nunca crecen, de madrastras que reciben su merecido y de calabazas que se convierten en carrozas.

La imaginación es uno de los bienes que los adultos menos cultivamos, por lo que al observar ese mundo maravilloso, sólo podemos ver disfraces, decorados y maquillajes. No recordamos que cuando éramos niños, aquello era la verdadera magia. 

Esa tierra fantástica existe, la real en la que moras y en la que las cosas son difíciles, en la que el dinero es la base de todo, en la que vives para trabajar, en la que intentas darles a tus hijos un futuro mejor, esa también es cierta. Pero hay otra más.

Érase una vez un mundo en el que la realidad se convirtió en cuento. Quizás no es un mundo que aún sobrevive, quizás es sólo un recuerdo, pero si no es, lo fue.

Los cuentos de hadas, esos que he criticado en anteriores posts no son siempre invención de una mente privilegiada, que no ha dejado la imaginación escondida en un recodo de su cerebro al que nunca accede. Pocas veces una persona vive una historia digna de ser contada, pero aunque son casos excepcionales "haberlos haylos, como las meigas".

El cuento de Blancanieves, por nombrar un ejemplo, está inspirado en la vida de María Sophia Margaretha Catharina von Erthal. Una joven que nació en el siglo XVIII en Alemania. Su madrastra (sí ella también existió) fue Claudia Elisabeth María von Venniguen.
 
El castillo en el que vivió sus penurias y alegrías está en el país europeo y, dentro de él, puede visitarse el espejo que tantas declaraciones hacía. La realidad es que, parece ser, que por la reverberación de los muros del palacio, si te sitúas delante de él y hablas, se escuchan tus palabras repetidas (lo que viene siendo el eco, vamos).
 
Ni la madrastra era tan mala como en el cuento, ni la joven que pasó a la historia como Blancanieves era tan dulce y bondadosa. Sé que a estas alturas te estarás preguntando si realmente hubo siete enanitos en la historia real, y la respuesta es que sí, pero en la vida real nada es tan hermoso.

En aquella época se trabajaban las minas de hierro y sólo los niños de determinada edad tenían el tamaño como para llegar a ciertos recovecos, así que ellos eran los que picaban y cavaban, convirtiéndose en viejos prematuros y desnutridos.

Si bien el cuento que conocemos hoy en día es ese en el que se envenena a Blancanieves con una manzana envenenada (parece ser que esa parte es cierta y se envenenó la fruta sumergiéndola en belladona, sin magia de por medio), la narración ha ido cambiando con los años.

En la primera versión, la madrastra fue castigada, una vez que la princesa se despertó, a bailar hasta morir con unas sandalias de hierro. Desconozco el efecto que semejante final habría tenido en la infancia de nuestra generación, pero seguro que los psicólogos a día de hoy vivirían mejor. (Este tema es apto para un nuevo post jajja)
 
Sobre el verdadero final del cuento no hay datos, quizás porque aunque la historia no sea del todo verídica, es mejor quedarse con el... felices para siempre que con un final normal. Al fin y al cabo, ¿quién no necesita un poco de esa magia? ¿Quien no quiere creer que eso pasó y que quizás, mañana nosotros podemos ser los protagonistas de un cuento?
La realidad en cambio nos golpea cada día como un mazo, haciéndonos ver que no hay nada novelesco en levantarse por la mañana, preparar el desayuno para uno o para 10, ir a trabajar, llegar a casa, limpiar, hacer la colada, recoger el querido hogar, buscar a los niños y descubrir que ha pasado otro día de tu vida.
 
Pero, si lo piensas bien, el continuar aún sin caballeros, ni príncipes, ni castillos, ni espejos, y conseguir arrancar trocitos de felicidad a una existencia caótica en medio de una marabunta de responsabilidades ineludibles, conseguir sonrisas donde había lágrimas y dar todo de ti hasta quedarte vacía, para llenarte con lo que los que te quieren te dan, eso pequeñ@s pandorit@s, eso es la verdadera MAGIA.

jueves, 16 de mayo de 2013

El amor duele, y otros estudios

Buenos días!
 
Esta mañana me he dedicado a pasear por la red. Para mí esos paseos suelen ser bastante interesantes, ya que sé donde comienzan pero ni conozco el destino ni, en la mayoría de las ocasiones, sé como he llegado hasta allí.
 
Pensé que sólo me pasaba a mí, pero he descubierto que es algo bastante común el empezar en google y acabar en una web de noticias sobre lagartos hindúes.
 

En fin, lo que quiero contaros es que me he topado con un site en el que se detallaban cosas curiosas, tanto del ser humano como de los animales, noticias que te dejan anonadada y estudios que eres incapaz de comprender a qué tipo de mente extraña se le han podido ocurrir. Ha sido ahí, entre viajes a Marte, pájaros cantarines y niños llorones, donde he encontrado una noticia que ha captado mi atención.
 
La noticia viene a decir que se ha realizado un estudio que revela que el desamor duele. ¿Cómo os habeis quedado? Jajajaj casi puedo imaginar vuestras caras de asonbro ante semejante sorpresa!! Permitidme el beneficio de la duda, que si me seguís ya deberíais de saber que siempre explico las cosas!!

Pues bien, el titular literalmente dice que: "Según un estudio las decepciones amorosas duelen como una quemadura" y en el cuerpo del artículo explican como se ha llegado a semejante descubrimiento. Al continuar leyendo me entero de que mediante una resonancia magnética han podido ver que la ruptura sentimental activa partes del cerebro vinculadas a dolores físicos.
 
Su conclusión es un tanto extraña, porque os puedo asegurar que una quemadura nunca me ha dolido tantísimo como cuando me han dejado. Sientes que el corazón, literalmente, se te hace añicos, vives con un nudo perpetuo en la boca del estómago, y esa presión en el pecho no te abandona más que cuando duermes. ¿Conoces la sensación? Los del estudio, no.

 
De hecho, llegan a afirmar que pasar por este tipo de trance (ellos dicen trauma pero me parece excesivo) demasiadas veces, puede llegar a generar un dolor crónico que desemboque en enfermedades como la fibromialgia. ¡¡Ojiplática me quedo!!
 
Después de semejante revelación (y un poco acongojada, pensando que sí me dejan muchas veces voy a desarrollar esos males), mi primer instinto es pedir un chequeo médico completo, para asegurarme de que mi salud sigue estando en perfectas condiciones, pero me controlo y sigo leyendo. No tiene desperdicio la página así que continuo ojeándola, a la espera de que otro impacto se adueñe de mis ojos. La verdad que aprendes cosas que desconocias, el problemas es que en casi todos los casos era más feliz en la ignorancia.
 
Por ejemplo, estaba yo muy tranquila respecto al uso que hago de las redes sociales: charlar con mis amigos, comunicarme con vosotros, colgar tonterías en el muro, ver vídeos,...Yo pensaba, sinceramente, que Facebook servía para eso ¿tú también? Pues estas tan equivocada como yo!
 
"Según un estudio realizado en Reino Unido, el 48% de los menores de 21 años y el 18% de entre 22 y 30 rompió públicamente con su pareja en el último año a través de redes sociales como Facebook".
 
¿Te imaginas que entras un día a ver que se cuece y te encuentras un mensaje de tu pareja en el muro rompiendo? O mejor aún que ha cambiado su estado a soltero y ya está? Madre mía, hasta escalofríos me están dando!!

En fin, la realidad de todo esto se resume en cinco puntos (porque a mí me da la gana de que sean 5, vamos):
 
1. El amor es igual de difícil y doloroso de lo que lo ha sido siempre. No te dejes llevar por ideas románticas del tipo Romeo y Julieta, porque no son reales. En aquella época también había mujeres a las que no tocaban ni con un palo y además la higiene brillaba por su ausencia. Agradece ser contemporánea del S.XXI.

2. Las rupturas amorosas duelen. No sé si como una quemadura, como un estacazo en el corazón o como cuando un elefante te pisa un pie, pero de que duelen no hay duda. Si alguien dice lo contrario o bien está mintiendo o haciéndose el duro.
 
3. Las nuevas tecnologías no siempre nos mejoran la vida. Cierto que el contacto es más fácil pero a veces eso lo convierte en algo mucho más superficial.
 
4. Cobardes ha habido toda la vida. Los que rompen vía Twitter, Tuenti o Facebook hoy, no son más que los herederos de los que lo hacían por sms, email, teléfono, carta o, simplemente, no han vuelto a aparecer en tu vida.
 
5. Los estudios los hace gente aburrida que, no teniendo otro pito que tocar, analizan cosas de las que habitualmente no tienen ni idea.
 
Y ahora una que va a seguir vigilando a la lechuga para entender cómo se reproduce, que mañana escribo un ensayo al respecto. Jajajaj
 
Feliz día pandorit@s!

miércoles, 15 de mayo de 2013

El amor según los niños

Navegando en Internet, he encontrado este texto que copio y pego, textual. Leedlo, merece la pena.

El Amor Segun los Niños
Un grupo de profesionales le propuso a varios niños, con edades de 4 a 8 años, la pregunta ¿qué significa amor?, y las respuestas obtenidas fueron más amplias y profundas de lo que cualquiera pudo imaginar:
 

  • Amor es el primer sentimiento que hay antes de que todas las cosas malas aparezcan.
  • Cuando mi abuelita empezó a padecer artritis no podía pintarse las uñas de los pies; así que mi abuelito se las pintaba todo el tiempo aún cuando empezó a padecer artritis en sus manos, eso es amor.
  • Cuando alguien te ama, la forma en que esa persona dice tu nombre es diferente. Sabes que tu nombre está seguro en su boca.
  • Amor es cuando una muchacha se pone perfume y un muchacho se pone colonia, salen juntos y se huelen mutuamente.
  • El amor es cuando sales con alguien a comer y le das la mayoría de tus papitas a la francesa sin hacer que esa otra persona te dé de las suyas.
  • Amor es cuando alguien te hace daño, te enojas mucho, pero no le gritas porque sabes que eso herirá sus sentimientos.
  • Amor es lo que te hace sonreír cuando estás cansado.
  • Amor es cuando mi mamá hace café para mi papá y ella prueba un poquito primero antes de dárselo, para estar segura de que sabe bien.
  • Amor es cuando besas todo el tiempo, luego te cansas de besar, pero aún quieres estar junto a esa persona y entonces se hablan más.
  • Amor es lo que hay en el cuarto contigo en Navidad si dejas de abrir regalos y escuchas.
  • Cuando le dices a alguien algo malo acerca de ti mismo y tienes miedo de que no te quieran más; pero te sorprendes de que no sólo aún te aman, sino que te aman aun más.
  • Amor es cuando le dices a un muchacho que te gusta su camisa y él la usa todos los días.
  • Amor es como una viejita y un viejito que aún son amigos aún después de conocerse muy, pero muy bien.
  • Durante mi primer recital, yo estaba en el escenario muy asustada, miré a toda la gente que me estaba viendo y vi a mi papá saludándome y sonriéndome; él era el único haciendo eso y entonces ya no sentí miedo.
  • Mi mamá me ama más que nadie, nunca verás a nadie más besarme por las noches antes de irme a dormir.
  • Amor es cuando mami le da a papi el pedazo de pollo más grande.
  • Amor es cuando mami ve a papi sudoroso y oloroso y aún así dice que es más guapo que Robert Redford.
  • Amor es cuando tu perrito te chupa la cara aún cuando lo has dejado todo el día solo.
  • Yo sé que mi hermana mayor me ama porque ella me da toda su ropa que no usa y después ella tiene que ir a comprar otra.

¿Por qué lo llaman amor...


Sabes tan bien como yo, como termina esta pregunta, ¿a que sí? Seguramente no te la hayas hecho tan directamente, pero dudo que no hayas pensado nunca que estás en una relación que, sin saber muy bien cómo se ha convertido sólo en eso.

No digo que tu pareja de turno, no te haya visto nunca vestida, tampoco exageremos, ni que no paseéis mirando a la gente por la calle charlando de trivialidades. Hablo de ese momento en el que te das cuenta de que los planes de futuro son inexistentes, que sí, que estáis a gusto, pero que el compromiso no llega nunca mientras que para el sexo siempre es buen momento.

Personalmente no tengo absolutamente nada contra el sexo, al contrario es uno de los pocos placeres de la vida gratuitos que quedan y hay que aprovechar!! Jajjaj. El conflicto aparece cuando tú esperas más y él se conforma con eso. O al revés, no se me enfaden mis pandoritos.

Habitualmente en estas situaciones nos vemos más involucradas las mujeres que los hombres, porque nos cuesta más separar el sexo del amor. No empecéis a pensar que las mujeres sólo pensamos en altares y anillos porque no es así eh? Hay momentos de la vida en los que el sexo porque sí está bien, una relación que sabes que no lleva a nada más, pero en la que estás a gusto porque no esperas palabras de amor, ni demostraciones de ninguna clase.

Tengo una amiga que no quiere novios que le prometan amor eterno. Es feliz con su vida individual, se siente realizada como mujer y el compartir su dicha la hace infeliz, así que no le parecía mal tener un amigo con el que satisfacer sus necesidades. Yo le alababa el gusto, oye! si puedes dejar de lado los sentimientos y no engancharte, ¿por qué no? El problema llegó cuando él quiso más y ella sabía que no podía dárselo. Muchos hombres, deciden  alargar lo más posible esta situación de comodidad diciéndonos 4 chorradas (sí, no pongas esa cara porque sabes que caemos con cuatro e incluso con menos) y siguiendo a lo suyo: sexo sin compromiso.

Mi amiga, quizás por ser ella como es, pero seguro que mucho por ser del sexo femenino decidió cortar con esa relación que le satisfacía pero de la que él esperaba un compromiso que jamás iba llegar. En mi opinión hizo lo correcto, aunque es cierto que perdió a su cómodo amante fortuito. Conozco a muchas mujeres que han comenzado una pseudorelación que con el tiempo se ha convertido en eso, amistad con sexo.

Hace unos meses, involucrada en una pareja en la que no sabía muy bien a qué atenerme, me pregunté qué es lo que distingue a unos amigos que se acuestan de una pareja. A priori no hay grandes diferencias, porque para mí, la persona que comparta mi vida debe ser también mi amigo y, por supuesto, no concibo una relación amorosa sin sexo. Ahora veo más claro que la diferencia es el compromiso y no hablo de fidelidad, o respeto (cosa que no puede faltar tampoco en la amistad), sino en el compromiso de que hay un proyecto común, sea este cual sea.

Si crees que te estoy hablando de que se arrodille en medio de un restaurante, con una rosa en la boca y anillo en mano, no has entendido nada. El compromiso de un futuro, es la idea en la mente de ambos de que mañana seguiréis juntos, de que en verano pasareis unos días alejados del bullicio de la ciudad, de que cuando el salario mejore os iréis a vivir juntos. Un algo, ese no sé qué que hace que tú sepas que él no te quiere dejar escapar.

¿Sabes de lo que te hablo? ¿O prefieres seguir llamando amor a algo que es sólo sexo?

Corina y otros "amores"

Hay gente que aún me dice que lo de encontrar pareja es fácil, o al menos que no es tan difícil. Yo soy más pesimista porque a ver, encontrar pareja pues no será tan complicado, pero encontrar una que me guste, que me despierte sentimientos, que me de lo que yo quiero, ... eso ya no es tan sencillo a que no?

Digo esto, porque me sorprende que en esta época estén proliferando páginas de Internet, aplicaciones para los móviles y programas de televisión cuyo único fin es emparejar a la gente.

De estos últimos voy a hablar, porque desde luego que algunos de ellos no tienen desperdicio. Bajo la bandera de la búsqueda del amor verdadero, se dan cita especímenes de todo tipo (algunos hasta me dan miedo). El último en unirse a esta lista de shows creo que es (no sigo yo estas cosas tanto) "Un príncipe para Corina".

Estaba yo viendo otra cosa en la tele (seguro que La que se avecina, que últimamente es lo que más agradece mi maltrecho estado de ánimo) cuando me llegó un whatsapp grupal (cómo se llevan ahora eh?) comentando la jugada.

Resultó que el instigador de la conversación no era el único que se había enganchado a la fauna que pasaba uno a uno por el plató, y tanto se reían y comentaban, que decidí cambiar de canal y dejarme llevar por la marea del televidente sin demasiado criterio.

Bueno!! Lo que allí vi no tenía desperdicio. Resulta que la chica que busca novio, parece la típica niña rica que lo ha tenido todo en la vida, y aunque su cerebro no parece ir en consonancia, la verdad es que su físico es impresionante. Rubia, de tez morena, delgada y de altura considerable, observaba sin demasiada sorpresa a los pretendientes que la visitaban, sentada en un maravilloso trono.

Los chicos pasaban por allí, algunos se deshacían en elogios, otros soltaban sus defectos a la primera, y algunos más dejaban en evidencia que la belleza generalmente no va vinculada al cultivo intelectual.

La realidad es que ves a gente en estos programas que dices, ¿pa' que vas? Si tú sales a una disco y haces lo que quieras con los chicos. Si eres de esos chicos que lo que buscan se encuentra en un gimnasio. A lo mejor les prejuzgo pero me da que no.

La gente como yo, o como tú, nunca iría a esos platós. Seguramente por dos motivos. Uno, porque antes nos sacamos los ojos que seguir esos programas (no, no los sigo, créeme) y el segundo y más importante: aunque te presentaras no te cogerían en el casting. ¿Por qué? Bueno, perdona, a lo mejor eres una modelo preciosa, con cara de muñeca y 300 kg de maquillaje por pómulo, o un musculitos que se machaca en las máquinas y se alimenta de batidos proteínicos. Si es así, olvida todo este párrafo.

Yo soy una mujer normal, una chica no físicamente espectacular. No hago que se giren las cabezas a mi paso, pero puedo arrancar sonrisas, puedo conversar durante horas de cualquier tema, puedo apoyar con mi presencia llantos desconsolados, problemas sin solución y momentos de felicidad que no lo serían, si no fueran compartidos. Y, aún así, ¿eso no vale?
Si eres de l@s mí@s, entonces, sabrás igual que yo, que tus posibilidades de enamorarte de alguien normal, que merezca la pena, con un mínimo de sentido común, una pizca de inteligencia, ese guiño de ironía y sentido del humor que te encanta y un físico aceptable, son cada vez menores. Pero bueno, en mi caja de Pandora la esperanza se ha hecho pequeña, pero no está muerta.

Así que ya sabes lo que dicen: "Sonríe!! No sabes quién puede enamorarse de tu sonrisa!"

¡¡¡¡Feliz día!!!!
 
P.d: Perdonadme la imagen, pero ¿no os ha hecho gracia? jejeje 

martes, 14 de mayo de 2013

Re- bienvenid@s!

Pues sí. Hoy me he dado cuenta de que necesito un cambio. Un cambio de manera de ver las cosas, un cambio de modo de hacer lo que hago y eso, por supuesto, afecta al blog.

Como podéis ver ha cambiado su estética, al igual que lo hará la temática. Hablaré de amor y desamor por supuesto, pero sólo cuando tenga algo interesante que decir al respecto. Otros días escribiré sobre noticias o sobre.... no sé, natación sincronizada.

Dejaré que esta página siga los instintos que me guían en la vida y a ver a donde nos lleva, porque espero que no me dejes sola eh?

De momento, dejame que te dé de nuevo la bienvenida a este camino que volvemos a empezar hoy, sin olvidar los pasos dados, pero esperando que los que vienen sean mejores.

Hoy he oido una frase que me ha encantado y os la dejo como regalo de bienvenida:

"De repente hasta los vientos se conjuran pa que vueles!"

Feliz martes pandoritas y pandoritos!!

lunes, 13 de mayo de 2013

Un cambio

Esta mañana he dedicado un rato a ojear un poco el blog. Soy una persona un poco rara, de esas que escriben según les sale del cerebro directamente a los dedos que machacan el teclado.
 
Habitualmente, escribo un post, lo publico, y después lo releo (vale, si, a veces ni eso). No quiero intoxicar mis palabras con correcciones posteriores, con el pensamiento de que esto es un poco fuerte, no lo suficientemente irónico, podría ser más gracioso.... Si empiezo así la publicación acabaría siendo completamente diferente de lo que era en un principio, perdiendo completamente su esencia.
 
Hoy no sabía lo que escribir. Bueno, me corrijo, se me ocurrían muchas cosas sobre las que escribir pero ninguna que tuviera que ver con la temática del blog, así que me he quedado pensando qué tema podría tocar. Podría hablar de infidelidad, de amores adultos, del momento en el que te das cuenta de que ya has olvidado a tu ex y de un montón de cosas similares.

Pero, simplemente, no me apetece. Necesito desligarme un poco de esa temática y saber que puedo poner un post de amor seguido de uno sobre lo que opino de Urdangarín  (aunque supongo que lo puedes imaginar jaja), por ejemplo.

Quiero escribir en este blog sobre lo que me de la real gana, sin preocuparme sobre si la temática es esa o no, al fin y al cabo, si lo lees es porque te gusta como escribo y lo que escribo sobre las cosas, ¿no te gustaría también si me riera de la moda o si te contara cosas de la actualidad?
 
Quizás no tendría más de 500 visitas si no escribiera sobre amor, pero quizás las pocas que tendría se pasarían por aquí sabiendo lo que pueden encontrar. Cachondeo, sentido del humor, ironía, sarcasmo. Y eso no se puede usar sólo en temas del corazón, sino en cualquiera!!!
 
Así que a partir de ahora, escribiré de lo que me sorprenda, de esa chica que me ha llamado la atención en la calle, de la noticia que me ha dejado con los ojos como platos, de esa relación que no pudo ser, de mi semana sin tabaco, o de lo que tú me pidas que opine.
 
Espero que sigas acompañándome en esta travesía!!!

domingo, 12 de mayo de 2013

Y por qué...

Cuando los niños y las niñas cumplen, aproximadamente, los 5 años se despierta algo en ellos y ellas por igual. Lo que hasta ese entonces estaba dormido en su interior se despereza de repente, sin que lo esperes y sin previo aviso.

En esa edad surge el deseo de entender el por qué ocurren todas las cosas del universo. "Mamá, quiero un chicle" "No, ahora no" "¿Por qué no?" "Porque ahora vas a cenar" "Y ¿por qué voy a cenar ahora?" "Porque ya es de noche y tienes que acostarte" "¿Por qué es de noche? ¿Por qué tengo que acostarme ahora?"

Ese tipo de conversaciones desesperantes para ambas partes, suelen acabar con un “porque sí” por parte del progenitor interrogado. Seguramente será por cansancio, pero también porque llega un momento en el que el adulto desconoce el por qué de algo que su hijo le pregunta. 

Lo más habitual es que en el momento, el niño se enfade, quizás insista, pero pronto su atención se centra en otra cosa y olvida por completo que hay una pregunta sin respuesta en su mente.

Entendemos que no sabemos la razón de todo cuando hablamos con un niño, y aceptábamos que no nos respondieran a todo cuando nosotros éramos los infantes. Sin traumas, sin sufrimiento de por medio, sin vueltas y vueltas a la cabeza.

Hoy en día, con 30 años soy peor de lo que era con 5. Asumo peor las cosas y a veces creo que he ido para atrás en mi desarrollo emocional. El tema para este post se me ocurrió ayer por la tarde, tomando algo con una de mis amigas (la que más ha aguantado mis idas y venidas).

Ella me observaba mientras yo le preguntaba por qué el último chico de mi lista de decepciones no da señales de vida, quería saber si él ya me habría olvidado, si le he importado tan poco como para no recordarme ni un instante de sus días. Su respuesta fue lo más clara que podría ser: "¿y qué más te da todo eso? La realidad es que no está, es que no escribe ni llama y el motivo da exactamente igual".

Tenía razón, mi parte cerebral le reconoce ese triunfo. A mi desarrollado aspecto emocional esa respuesta le dejó igual que estaba, con una duda que me reconcome. No estoy capacitada para aceptar que el adulto (en este caso él) no se siente frente a mí y me explique que pasa en moto de mí y de mis sentimientos. Si lo hiciera, quizás pudiera meterle en la lista de indeseables de una vez y para siempre (mentira... :( ).

Cuando una relación acaba, habitualmente la ruptura pilla a uno de los miembros en la inopia. Con inopia quiero decir que para uno de los dos, la pareja iba bien, se querían, se amaban, se adoraban y ambos eran felices. Sin embargo, de pronto el otro le mira y le dice que se acabó, rompiéndole todos los esquemas. Es exactamente en ese instante en que volvemos directamente a los 5 años y comenzamos un interrogatorio que jamás obtendrá la respuesta que esperamos.

Tus cuestiones se suceden y él cada vez más hastiado contesta. Sí, te quise. Sí, fui feliz. No, ya no te quiero. No, no hay nadie más. No, no quiero que volvamos a intentarlo. Sí, quiero ser tu amigo. Pero las preguntas que nos martirizan son ¿en qué momento se fue todo por la borda? ¿Cuál fue el desencadenante? ¿Pude evitarlo? Y la realidad es que ni la otra parte tiene las respuestas, ni nos conformaríamos nunca con lo que nos diga.

No hay un minuto exacto en el que él te haya mirado y haya dicho, "uy, pues parece que empiezo a desenamorarme, mejor se lo digo a ver si podemos evitarlo". Eso no pasa. Tú lo sabes bien, porque también tú te has desenamorado alguna vez sin saber el por qué.

Así que si todo ha terminado, no queda más que levantarse, sacudirse el polvo de la ropa, mirar hacia delante y saber que sea lo que sea por lo que, se acabó. Como dije en un post anterior, si no sabes nada es porque él no quiere que sepas, así que ¿qué más da si no quiere que sepas porque te ha cogido asco, porque tiene fiebre amarilla o porque esta con otra? El hecho es lo único que debería de importarte para decidirte a seguir con tu vida.

Busca a esa persona que sí quiera estar en tus días y se encargue de hacerte saber que piensa en ti. Porque la realidad es que el martillear tu cabeza con cuestiones sobre él y si... nunca te llevará a nada, más que a tardar más en descubrir que los motivos, realmente nunca importan.

sábado, 11 de mayo de 2013

Decide!!!!!!

Cada día de tu vida tomas millones de decisiones. Más del 90% de ellas son inconscientes. Te levantas y eliges ponerte vaqueros en vez de falda, dejarte el pelo suelto en vez de hacerte una coleta, decides maquillarte en vez de ir natural. Sales de casa y eliges un camino corto, cuando podrías dar un paseo más largo para llegar a tu destino.

Todas las decisiones que tomas hacen que tu día sea de un modo o de otro. Nunca sabrás si ese chico al que has visto en el metro te hubiera prestado atención si hubieras dejado tu melena suelta, si tu jefa habría sido más amable si vistieras de rojo, o si hubieras evitado el accidente que te retuvo en un atasco si no te hubieras detenido a pintarte el ojo.

A ese tipo de elecciones, más inconscientes que meditadas, no les damos ningún tipo de importancia aunque seguramente la tienen. Sin embargo, cuando tenemos que tomar una decisión al respecto de temas del corazón la cosa se complica.

Nos sentimos incapacitadas para decidirnos a llamar a ese chico que dijo que nos telefonearía hoy, y que no ha dado señales de vida a las 7 de la tarde, para tomar la iniciativa e invitar a algo a ese hombre que nos hace tilín (en algunos casos tolón), pero sobre todo para romper con una relación que ya no va a ninguna parte.

Sinceramente, desconozco si es por miedo (del que la que escribe va sobrada) a la soledad, a pensar que nunca encontraremos a alguien que nos quiera, bla bla bla. Lo cierto es que muchas veces aguantamos una situación que no nos satisface, esperando un cambio que nunca llega. En este tema me siento bastante acompañada, porque otras mujeres me han contado cosas que bien podrían haber salido de mis labios.

Los primeros meses él te prometía bajar la luna del cielo (no, no quiero para nada la luna en mi salón) y ahora es incapaz de compartir contigo un simple atardecer. Deberíamos correr en sentido opuesto cuando vemos que la pareja (si es que hemos conseguido que él pronuncie esa palabra) no va a dar más de sí.
No soy la única a la que un hombre la ha ido conquistando poco a poco (presa vs cazador, recuerdas?) y pasados unos meses él ya no es ni la sombra de lo que era.

Sé, y así lo he expresado en post previos, que ese comportamiento es humano, pero también sé que quedarse anclada a esa persona sólo porque crees que va a volver a ser el del principio, es una soberana tontería.

- ¿Te llama a diario? Si lo hace, genial, pero si no lo hace, no te martirices con los posibles motivos para que no lo haga porque solo hay uno: no te llama porque no quiere hacerlo.
- ¿Planifica citas contigo? O eres siempre tú quien le dice de quedar y él te contesta con un: “vale, si te apetece….”? Sin comentarios
- ¿Te hace feliz? ¿Sientes que tienes todo lo que mereces o te agradaría que fuera más detallista, cariñoso,…?

No soy psicóloga y este test, desde luego, no tiene nada de científico. Pero, sí que os puedo decir que a mí me ha ayudado a ser capaz de tomar decisiones que había retrasado por miedo. Ahora me he dado cuenta de que si no sé nada de él es porque él no quiere que sepa, y he descubierto que quiero en mi vida una pareja que no me dé quebraderos de cabeza, sino tranquilidad. A menudo me daba cuenta de que me planteaba si me quería o si realmente querría estar conmigo. ¿Qué tipo de persona se plantea eso cuando está en una relación sana??

Nadie, verdad?  Sin embargo sé que tú también te lo has preguntado alguna vez y por eso te digo que eso no es normal!!! No, no lo es!! Te pongas como te pongas, busques las excusas que busques, en algún momento vas a llegar a la misma conclusión y tendrás que tomar la decisión de acabar con una relación que no te lleva a ninguna parte, porque si no se compromete contigo en pequeñas cosas, ¿cómo va a hacerlo en las grandes?

No te digo que lo des todo por perdido, pero sí que tomes las riendas de tu vida y exijas lo que quieres.

Quizás el te sorprenda con un “por ti lo que sea cariño. Si quieres, hasta te bajo la Luna”