Hace algunos posts (en más de uno, en
realidad) he tocado el tema de las princesas de los cuentos de hadas. Son
historias falsas, machistas, con finales felices tan irreales que, por absurdos,
nos hemos tragado sin rechistar cada una de las moralejas que se nos han
querido vender.
Me da miedo que las niñas de hoy se crean,
como las de ayer, que el amor se basa en la espera constante de un rescatador
que trueque nuestra existencia en algo mejor. Eso de que mi felicidad dependa
de los caprichos de un hombre no me alegra el día, para que engañarnos. Sin
embargo, hay otra manera de entender el amor que me pone los pelos aún más de
punta (y teniéndolo rizado eso me convierte en una blanca afro, creedme que da
mucha pena).
La revolución feminista, la evolución del
pensamiento social hacia la igualdad y la idea de que las mujeres somos iguales
que los hombres (y viceversa) ha mejorado mucho la vida del sexo femenino. Pero
como cada cambio de pensamiento, tiene su lado negativo. Cierto es que ahora
los hombres comprenden la importancia de involucrarse en el hogar y el cuidado
de los hijos, pero algunas mujeres confunden los términos. Ser mujer hoy supone
independencia laboral y económica, pero conlleva lo mismo que hace 10000 años.
Supone ser quien lleve 9 meses en su vientre a su hij@, quien le alimente con
su leche y quien genere ese vínculo vital que durará siempre.
Para algunas mujeres, confusas con la idea
de igualdad, tener un bebé es sinónimo de freno en su trabajo, es el
truncamiento inevitable de aquello por lo que han luchado durante años. Es por
ello por lo que no es extraño que tú que lees esto, conozcas mujeres que hayan
decidido renunciar a una familia convencional en pos de una vida con capacidad
económica y sin ropa llena de potitos y llantos al alba.
Cada persona tiene la capacidad de decidir
que hacer con su vida, es el libre albedrío que tan bien me parece. Es la
libertad de equivocarnos una y mil veces sin que un dedo acusador nos impida
volver a hacerlo. Puedes elegir tu empleo por encima de todo, o ser feliz
viendo crecer a tus hijos e incluso puedes compaginar ambos sueños (con mucho
más esfuerzo, claro) Lo que, en mi opinión, no puede ser es querer tener lo
bueno de ser hombre y lo bueno de ser mujer, pero no lo malo de los dos mundos.
Querer ser madre sin renunciar a nada, mirar a tu hijo como el ser que destruyo
tus sueños y a tu pareja como el hombre que no estuvo a la altura.
Personalmente, no quiero renunciar a la
maternidad, llegue cuando llegue y tampoco a mi vida laboral. Soy de esas
mujeres que creen que podrán con todo, y por increíble que parezca, lo logran.
Sin embargo, también soy de esas que decide que su carrera laboral puede
esperar 4 meses o 6 o quizás incluso 8 si la cambio por ver a mi hij@ a diario.
Sé que no soy madre y que, algunas de las pandoritas que leéis esto, me juzguéis
por opinar sin conocer de primera mano aquello de lo que escribo.
Lo único que digo es que no comprendo a
las mujeres que hablan de ser madres, diciendo que les gustaría serlo pero sin
renunciar a nada de su vida pre-maternidad. Las que consideran el tener un bebé
como un trámite en la vida que hay que cumplir sí o sí y que consideran al bebé
un problema del que las dos partes de la pareja deben hacerse cargo, sea cual
sea el coste, no están dentro de mi concepto de madre ideal, sino todo lo
contrario. Cierto es que, como yo, no saben de lo que hablan ya que aún no han
visto la carita babeante del ser al que han dado la vida y quizás eso les haga
cambiar de opinión.
No quiero que me malinterpreteis, si la
maternidad se vive en pareja, por supuesto que quiero que el padre se involucre
de manera constante en la educación y en todo lo que tenga que ver con nuestra
descendencia, y también creo que ambos miembros de la pareja debe renunciar a
cosas. Lo que creo es que me gustaría ver a mi hijo crecer y no le daría tanta
importancia a salir dos horas antes del trabajo (poniendo en jaque mi probable
ascenso) para darle la cena o acostarle.
Y tú... ¿Crees que tener un bebé no merece
la pena sacrificar parte de tu vida? ¿Consideras que puedes culpar de tu parón
laboral a un niñ@ que ni siquiera te ha pedido formar parte de tu vida??
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