jueves, 13 de junio de 2013

Adiós a la infancia...si estás list@!

Si has comenzado a leer esta entrada, quiero hacerte una recomendación previa. No quiero que te enfades conmigo por destruir tu infancia en unas pocas líneas, así que te recomiendo que dejes de leer ahora mismo si deseas conservar tu ilusa creencia en los cuentos de hadas.

Bueno, veo que sigues aquí y, te recuerdo, que es bajo tu responsabilidad (no pago psiquiatras eh?). Mi querida hermana me comentó hace un tiempo que los cuentos de hadas que conocemos están, habitualmente basados en historias reales. Es por ella y por su idea, por lo que investigué sobre Blancanieves en primer lugar y de ahí resultó el post que, espero, ya habrás leído.

Hoy decidí ahondar en otra historia semejante, pero a veces (Como ya os he contado) mis idas y venidas por el universo Google, me llevan a sitios que a veces preferiría no encontrar. Traumatizada como me he quedado con mi hallazgo, he decidido hacer gala de un poquito de egoísmo y compartir el trauma con todos aquellos que habéis desoído mi consejo.

Bienvenidos al mundo de la no-fantasía, de la destrucción de la infancia y de los traumas psicológicos posteriores!!!

A estas alturas, aún no tienes ni idea de qué te voy a hablar, pero sigues leyendo porque me conoces y sabes que te lo voy a contar ya mismo. Pues bien, voy a escribir sobre las versiones originales de los cuentos de hadas que conocemos.

Nooooo, por mucho que lo creas los cuentos de Disney no son los reales. La factoría infantil por antonomasia, se dedicó a adaptar historias que, previamente, no eran tan hermosas. Vayamos poco a poco.

En el cuento de Blancanieves, ya os hablé de que al final la madrastra era condenada a bailar con unas horribles sandalias hasta la muerte, pero la verdad es que no es el peor caso. Por ejemplo, la Bella Durmiente, es violada durante su largo letargo y da a luz a gemelos. El violador no es ni siquiera el príncipe encantado, sino un rey con esposa y reino.

Uno de los niños succiona la astilla (si, en el original no hay rueca) que la había hechizado hasta extirpársela, logrando así que despierte. Imaginaos dormiros hoy, y despertaros al tiempo con dos hijos frutos de una violación! (trauma uno iniciándose...) La historia no acaba aquí, ya que la reina se entera de la infidelidad y ordena matar a los mellizos y quemar viva a la Bella Durmiente, de nombre Talía en el original. Sin embargo, el rey se entera y decide que prefiere quedarse con la joven doncella y que sea su mujer la que arda.

El cuento de caperucita tiene menos de sexual, pero más de canibalismo (creo que son los dos ingredientes básicos de las historias en sus versiones originales). El lobo mata a la abuelita y obliga a caperucita a comérsela. Tras esto, la insta a acostarse con él, cosa que no ocurre porque la niña le engaña diciéndole que necesita ir al aseo. El lobo que no es tan tonto como se cree le ata un tobillo con grilletes. La pequeña en su afán por liberarse, se parte el tobillo, finalizando todo con una abuela diseccionada por la casa, una caperucita lisiada y un lobo muerto. Precioso!

Ricitos de oro ni siquiera era tal en la versión inicial. Se trataba de una vieja fea y asquerosa que se cuela de ocupa en casa de tres osos (a quién se le ocurre!) y acaba, lógicamente, asesinada por ellos.

La Sirenita pierde su cola para convertirse en humana, consiguiendo unas piernas que le duelen y le sangran a cada paso y el conocimiento de lo que es un corazón roto cuando Eric se casa con otra (ainnnnssss, ¡hombres!). Al final del cuento, la querida Ariel se convierte en espuma de mar.

Hay millones de casos similares, pero creo que los dejaré para otro post, porque para uno sólo creo que sería demasiado. Y, como ya os he contado el cuento del día, no me queda más que deciros: Felices sueños!! (si es que podéis dormir muajajaja)

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