lunes, 10 de junio de 2013

Mil y una excusas

Acabar una relación a veces es tan sencillo como no volver a llamar, como mostrarse frío o fría, como distanciar las salidas hasta que provocas la huída del ser ya no amado. Sin embargo, a veces, todo va supuestamente bien para uno, mientras que al otro la idea de la independencia y la ruptura se le ha colado, no sólo en el corazón, sino también en la mente. La paladea, dándole vueltas buscando el momento oportuno de decir se acabó. El problema es que la mayoría de los humanos no aceptamos un "se acabó" como respuesta.

Hablaba en otro post de la necesidad de muchas de nosotras y de nosotros de diseccionar la causa de la ruptura cuando nos dan motivos, imaginaos si no nos los dan. Es por ello, por lo que tanto hombres como mujeres usamos a veces excusas insustanciales, baratas e incluso vergonzosas tan manidas, que son motivo de mofas en muchas conversaciones.

¿Qué tal el "no eres tú, soy yo"? Me hace gracia sólo con oírlo o leerlo e incluso llegué a la conclusión de que la existencia de personas que lo usaran era una leyenda urbana. Me equivocaba.

En estos días ha habido mujeres y hombres que me han contados sus experiencias con esas excusas absurdas y, creedme si os digo que esa frase salía de muchas de sus bocas.

Sin embargo, no es la única. "Creo que debemos darnos un tiempo" es otra habitual de los rankings, y normalmente acaba con el aburrimiento de la espera de que ese tiempo infinito acabe. Puede ser que le gusten las canas y las cachavas y sólo esté esperando a que tú alcances el grado justo de decrepitud.

"Estoy confundid@, ahora no sé lo que quiero”. Esta me encanta, porque habitualmente suele querer decir que sí sabe lo que quiere pero ese algo, no eres tú.

En esto, como en casi todo, hay diferencias sexuales. Por ejemplo las mujeres tiramos más del mítico "te quiero, pero como amigo" expulsando al hombre a la friendzone sin pestañear y con una sonrisa coqueta que denota lo buenas y amables que somos, al permitirle seguir en nuestras vidas. 

Los hombres, por su parte, suelen utilizar su complicada vida laboral como plan perfecto para abandonarnos. "Ahora mismo no tengo tiempo para una relación", "No tengo el tiempo necesario para dedicártelo", “Estoy centrado en mi carrera, me absorbe por completo…” 

La gracia de las excusas, es que habitualmente te hacen sentir que no tienes capacidad de decisión. Obviamente si una persona te dice no te quiero, poco hay que hacer al respecto, pero si te dice que te quiere demasiado y que no te merece, no sería más normal que decidieras tú si te merece o no? Ahí es donde se ve que los pretextos no son más que eso.

Imagina al hombre/mujer a quien amas, sentad@ frente a ti diciéndote que no te merece. Tú, con los ojos inundados en llanto, le dices que por supuesto que te merece, que junto a él/ ella eres mejor. Entonces, lo normal sería que se levantara, te abrazara y te dijera "uff, tenía tanto miedo de que pensaras que soy poco para ti! Menos mal que no lo sientes así. ¡Seamos felices para siempre jamás!!!" Pero noooo! Eso no ocurre porque cuando tú le digas eso, la otra parte te asaltará con millones de argumentos para convencerte de que no te merece o, lo que es peor, encadenará varias excusas.

-Eres demasiado buena, no te merezco.
-No digas tonterías, claro que me mereces!! Es contigo con quien quiero estar.
-No, créeme, no soy bueno para ti. En este momento estoy demasiado liado con el trabajo, no te doy el tiempo que necesitas.
- Bueno, son épocas! Ya pasará y estaremos más tiempo juntos.
- ¿Y si no pasa? Quizás deberíamos alejarnos un tiempo. No eres tú, soy yo. El trabajo me agobia, me absorbe.

Y así hasta el infinito.

La realidad en cambio es que hay varias razones para dejar una relación y, fijaos que curioso, no son ninguna de las anteriores.

En muchos casos se trata de la desaparición del enamoramiento. Pasada la época de atontamiento global de mente y cuerpo (la conocéis no?) los defectos de la pareja nos caen encima como un vaso de agua, suspendido sobre una puerta. Estaba ahí todo el tiempo, pero con los ojos vendados y la puerta abatida, el vaso no caía y cuando la gravedad hace su trabajo nos inunda la desilusión contenida en él.

Otra causa es la confianza en el cambio. Durante un tiempo indefinido podemos creer que nuestro amor cambiará ese hábito que nos saca de quicio. En el momento de descubrir que no va a desaparecer con desearlo, sólo hay dos opciones: aprender a vivir con él o romper.

El hecho de que nuestra familia, compañeros de trabajo, amigos… no acepten a la pareja es otro de los asesinos más comunes de las relaciones. Hay quien dice que la gente que te rodea sabe lo que te conviene y que si tu amor no les cae bien, deberías fiarte de su criterio. Por mi parte, debo decir que no tengo ese sentido común en mis relaciones así que ¿cómo pedirle a otra persona que confíe en mí para saber lo que les puede hacer felices? Si no se aconsejarme correctamente a mí, como para jugar con la vida de los demás! A pesar de ello, es complicado mantener una relación con alguien a quien no puedes mezclar con otros ámbitos de tu vida y esa brecha, acaba muchas veces en una ruptura anunciada.

Las excusas al final son solo maneras de envolver de mentiras que creemos mejores, una realidad que duele. Hay una frase que dice “hazme llorar con la verdad, para no destruirme con la mentira”
 
Entiendo que en el momento de la ruptura no quieras decirle que su cabeza está coronada, cual macho taurino y es respetable, pero al menos dile que necesitas cosas que la relación no te da. Sé lo más claro posible, intentando no hacer daño. Al final, ese momento pasará y nadie sabe si mañana te arrepentirás de haber dejado a esa persona. Cuanto mejor lo hayas hecho, menos rencor habrá de por medio para empezar de cero si es lo que decidís.
 
Y si lo es, vuelve a basar tu relación en la sinceridad y la confianza, esa es, ojo! según los expertos (ya sabéis que yo no lo soy jejje) la clave del éxito. Así que ánimo y a por ello!

 

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