Acabar una relación a veces es tan
sencillo como no volver a llamar, como mostrarse frío o fría, como distanciar
las salidas hasta que provocas la huída del ser ya no amado. Sin embargo, a
veces, todo va supuestamente bien para uno, mientras que al otro la idea de la
independencia y la ruptura se le ha colado, no sólo en el corazón, sino también
en la mente. La paladea, dándole vueltas buscando el momento oportuno de decir
se acabó. El problema es que la mayoría de los humanos no aceptamos un "se
acabó" como respuesta.
Hablaba en otro post de la necesidad de muchas
de nosotras y de nosotros de diseccionar la causa de la ruptura cuando nos dan motivos,
imaginaos si no nos los dan. Es por ello, por lo que tanto hombres como mujeres
usamos a veces excusas insustanciales, baratas e incluso vergonzosas tan
manidas, que son motivo de mofas en muchas conversaciones.
¿Qué tal el "no eres tú, soy
yo"? Me hace gracia sólo con oírlo o leerlo e incluso llegué a la
conclusión de que la existencia de personas que lo usaran era una leyenda
urbana. Me equivocaba.
En estos días ha habido mujeres y hombres
que me han contados sus experiencias con esas excusas absurdas y, creedme si os
digo que esa frase salía de muchas de sus bocas.
Sin embargo, no es la única. "Creo
que debemos darnos un tiempo" es otra habitual de los rankings, y normalmente
acaba con el aburrimiento de la espera de que ese tiempo infinito acabe. Puede
ser que le gusten las canas y las cachavas y sólo esté esperando a que tú
alcances el grado justo de decrepitud.
"Estoy confundid@, ahora no sé lo que
quiero”. Esta me encanta, porque habitualmente suele querer decir que sí sabe
lo que quiere pero ese algo, no eres tú.
En esto, como en casi todo, hay
diferencias sexuales. Por ejemplo las mujeres tiramos más del mítico "te
quiero, pero como amigo" expulsando al hombre a la friendzone sin
pestañear y con una sonrisa coqueta que denota lo buenas y amables que somos,
al permitirle seguir en nuestras vidas.
Los hombres, por su parte, suelen utilizar
su complicada vida laboral como plan perfecto para abandonarnos. "Ahora
mismo no tengo tiempo para una relación", "No tengo el tiempo
necesario para dedicártelo", “Estoy centrado en mi carrera, me absorbe por
completo…”
La gracia de las excusas, es que
habitualmente te hacen sentir que no tienes capacidad de decisión. Obviamente
si una persona te dice no te quiero, poco hay que hacer al respecto, pero si te
dice que te quiere demasiado y que no te merece, no sería más normal que
decidieras tú si te merece o no? Ahí es donde se ve que los pretextos no son
más que eso.
Imagina al hombre/mujer a quien amas,
sentad@ frente a ti diciéndote que no te merece. Tú, con los ojos inundados en
llanto, le dices que por supuesto que te merece, que junto a él/ ella eres
mejor. Entonces, lo normal sería que se levantara, te abrazara y te dijera
"uff, tenía tanto miedo de que pensaras que soy poco para ti! Menos mal
que no lo sientes así. ¡Seamos felices para siempre jamás!!!" Pero noooo!
Eso no ocurre porque cuando tú le digas eso, la otra parte te asaltará con
millones de argumentos para convencerte de que no te merece o, lo que es peor,
encadenará varias excusas.
-Eres demasiado buena, no te merezco.
-No digas tonterías, claro que me
mereces!! Es contigo con quien quiero estar.
-No, créeme, no soy bueno para ti. En este
momento estoy demasiado liado con el trabajo, no te doy el tiempo que
necesitas.
- Bueno, son épocas! Ya pasará y estaremos
más tiempo juntos.
- ¿Y si no pasa? Quizás deberíamos
alejarnos un tiempo. No eres tú, soy yo. El trabajo me agobia, me absorbe.
Y así hasta el infinito.
La realidad en cambio es que hay varias
razones para dejar una relación y, fijaos que curioso, no son ninguna de las
anteriores.
En muchos casos se trata de la desaparición
del enamoramiento. Pasada la época de atontamiento global de mente y cuerpo (la
conocéis no?) los defectos de la pareja nos caen encima como un vaso de agua,
suspendido sobre una puerta. Estaba ahí todo el tiempo, pero con los ojos
vendados y la puerta abatida, el vaso no caía y cuando la gravedad hace su
trabajo nos inunda la desilusión contenida en él.
Otra causa es la confianza en el cambio.
Durante un tiempo indefinido podemos creer que nuestro amor cambiará ese hábito
que nos saca de quicio. En el momento de descubrir que no va a desaparecer con
desearlo, sólo hay dos opciones: aprender a vivir con él o romper.
El hecho de que nuestra familia,
compañeros de trabajo, amigos… no acepten a la pareja es otro de los asesinos
más comunes de las relaciones. Hay quien dice que la gente que te rodea sabe lo
que te conviene y que si tu amor no les cae bien, deberías fiarte de su
criterio. Por mi parte, debo decir que no tengo ese sentido común en mis
relaciones así que ¿cómo pedirle a otra persona que confíe en mí para saber lo
que les puede hacer felices? Si no se aconsejarme correctamente a mí, como para
jugar con la vida de los demás! A pesar de ello, es complicado mantener una
relación con alguien a quien no puedes mezclar con otros ámbitos de tu vida y
esa brecha, acaba muchas veces en una ruptura anunciada.
Las excusas al final son solo maneras de
envolver de mentiras que creemos mejores, una realidad que duele. Hay una frase
que dice “hazme llorar con la verdad, para no destruirme con la mentira”
Entiendo que en el momento de la ruptura no
quieras decirle que su cabeza está coronada, cual macho taurino y es
respetable, pero al menos dile que necesitas cosas que la relación no te da. Sé
lo más claro posible, intentando no hacer daño. Al final, ese momento pasará y
nadie sabe si mañana te arrepentirás de haber dejado a esa persona. Cuanto
mejor lo hayas hecho, menos rencor habrá de por medio para empezar de cero si
es lo que decidís.
Y si lo es, vuelve a basar tu relación en la sinceridad y la confianza, esa es, ojo! según los expertos (ya sabéis que yo no lo soy jejje) la clave del éxito. Así que ánimo y a por ello!
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