Como ya suponía, no me llegaba un post para explicar todas las consecuencias de una separación. Y, para dejar zanjado el tema, y que las críticas me lleguen a la vez, voy a acabar con esta cuestión.
He dejado clara, espero, mi opinión al respecto del uso y abuso que hacen las mujeres de las ventajas que les concede su sexo, a la hora de decidir poner fin a una relación. Sin embargo, hay aún un tema más espinoso.
Gestionar correctamente las emociones después de la ruptura, delante de los hijos es vital, para que estos sigan siendo felices y para no destruir su infancia.
En un principio, este era el tema que quería tocar, pero no podía hacerlo sin haber dado mi versión previa al respecto de los errores que se cometen en la separación.
Los matrimonios o parejas con hijos, al separarse no pueden romper del todo. Por mucho que les gustara no volver a verse las caras en la vida, eso es imposible. Siempre existirá ese pequeño mortal que les unirá para siempre. Comuniones, cumpleaños, fiestas del cole, todo son motivos de obligada reunión entre los progenitores. Es en esos momentos cuando hay que saber comportarse, pero también en otros.
Yo quiero a papá y también a mamá, pero si mamá piensa que papá es tan malo, quizás lo sea. Cuando paso la tarde con papá, me trata bien, me ayuda con los deberes, me compra chuches, nos reímos, me cuenta cosas de su día, yo le cuento que me he peleado con María en el recreo. Pero llego a casa, y mamá habla mal de él. Me dice que es un cabrón, que es una mala persona, que ojalá se muriera. Y yo no sé que pensar. (Valga este ejemplo para ambos padres, ya sea la madre la que critica o al revés)
Si la persona que malmete tiene el suficiente odio acumulado, y el otro no dispone de capacidad de reacción (o bien porque desconoce lo que se habla de él/ella o porque no pasa el suficiente tiempo con el pequeño), puede surgir un resquemor hacia el progenitor criticado, difícil de superar.
El problema más grave no es que acabe odiando a uno de los seres que le dio la vida, sino que ese odio se instalará en el pequeño y lo vivirá durante el resto de su vida. No confiará fácilmente en el amor, le costará establecer vínculos duraderos e intentará huir de compromisos varios. ¿Sabías lo que le estás haciendo a tu hijo?
Espero que no tuvieras conciencia del mal que le estás generando a la mente pura y virgen que comparte tus días, que te mira embelesado mientras haces mil cosas a la vez, que se enamoró de tí sin preguntas, sólo porque le cuidabas y le querías. Pero ahora no lo haces. Tu odio te ha cegado tanto que lo estás volcando en una persona que te quiere y querrá incondicionalmente, y no ves el daño que le estás haciendo.
Y, si lo ves, este blog no es para ti. No eres buena persona y te prefiero fuera de él.
Si crees que con esto haces daño a tu ex, has acertado. Le creas el dolor más fuerte que puede sentir una persona, lo que me llama la atención es que no te lo haga a ti, ver sufrir a tu hijo. Piénsalo.
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