Algunos ya sabéis que por vocación, hace ya unos cuantos años decidí estudiar la carrera de Periodismo. Soy Licenciada en ese área, pero muchos antes de finalizar mis estudios no me permitía cometer faltas de ortografía en mis escritos, sabía usar perfectamente el subjuntivo y no tenía problemas con las bes y las uves.
Por mi afición a la lectura desde mi más tierna infancia, no sólo desarrollé mi imaginación mucho más que los niños que miran los libros con una mezcla de asco y miedo, aprendí a escribir correctamente. Mis profesores me enseñaron las reglas básicas de la gramática (que si me las preguntáis a día de hoy no sabré repetirlas de memoria), y gracias a ello no tengo problemas para aplicarlas.
Sinceramente, aún dudo en algunas palabras y algunas tildes siempre me dan quebraderos de cabeza, pero es un mal menor de rápida solución con sólo escribir la palabra de maneras diferentes.
Ayer leí en un periódico que un catedrático de una Universidad había decidido, debido a su indignación, colgar en las redes sociales una página de un libro de texto de su hija. La niña estudia 5º de Primaria y entre el temario que debe conocer para sus exámenes, se encuentra una lección al respecto de cómo escribir correctamente... ¡en el móvil!
Les explica que deben acortar las palabras lo máximo posible: "tq" por "te quiero", "k" por "que", "ymame" por "llámame",... Así mismo les explica como escribir palabras en inglés, tal cual suenan: "plis" por "please", y su reflexión final es que si se entiende, está bien escrito.
Que digo yo, que entender un texto con una capacidad mínima de comprensión lectora no es complicado, pero lo ideal sería que al leerlo no te sangraran los ojos por la falta de tildes, signos de puntuación o patadas gramaticales al diccionario en cada palabra.
Recuerdo cuando, hace años, no existía el Whatsapp, ni el Line, ni el Telegram y nos comunicábamos mediante mensajes de texto. En aquella época era imprescindible acortar todo lo posible las palabras, a fin de incluir en un sólo sms todo lo que deseábamos contar. A día de hoy, sin embargo, el número de caracteres no está limitado y no veo cuál es el problema para escribir todas las letras, incluyendo los puntos, comas, acentos etc...
Otra cosa que se me escapa es el por qué de cambiar las letras. Me explico. Quizás poner "porque" parezca demasiado largo (¿se os cansan los dedos de escribirlo entero?), pero su apócope debería ser "pq", y no "pk", ya que en ninguna parte de la palabra aparece una letra k. Puede que muchos niños, conozcan bien las normas de la ortografía y la gramática española, pero creo que ese nuevo código tecnológico confunde a muchas mentes en plena formación académica.
Los más recientes estudios acerca de educación, no dejan a España en un buen lugar. Nuestro sistema educativo prima el recuerdo de fechas, nombres y hechos, en vez de la comprensión. Los exámenes no se hacen para valorar los conocimientos generales que se tienen sobre una materia, sino el estudio sistemático, aburrido y "de memoria" de páginas y páginas que los niños no comprenden.
Los maestros, cada vez más cansados de condiciones laborales que no hacen más que empeorar, han perdido la ilusión por conseguir que los niños escuchen las lecciones extasiados.
La historia es el pasado de nuestro mundo, el por qué estamos donde estamos y somos lo que somos. La geografía, nos explica la razón de que los árboles sean más verdes aquí que en el desierto, de que en el sur de España siempre haga mejor clima que en el norte. El inglés nos ayudará a movernos por el mundo sin problemas. Las matemáticas consiguen que no nos engañen en las facturas de mayores. Las ciencias naturales te enseñan a saber lo que te duele cuando comes mucho, qué parte de tu cuerpo hace que no olvides lo que viste ayer en la televisión, o el por qué de que tus ojos sean avellanas (y no azules como los de mamá). La lengua castellana hace que podamos entender las millones de historias que narran los libros, que te llevan de viaje por cualquier lugar y época que sueñes. Y así cada asignatura.
Si le preguntas a un niño, te dirá lo mismo que el resto. "Estudiar ésto no vale para nada". No comprenden la aplicación que lo que leen hoy puede tener en su vida mañana. No lo entienden, porque nadie se lo explica.
Los profesores, van a clase, explican la lección (en el mejor de los casos, porque en otros se sientan y leen), hacen exámenes y los puntúan. No se valoran a sí mismos en cada fracaso de un estudiante. ¿Es siempre culpa del alumno el obtener malos resultados? Quizás la falta de motivación haga que algunos niños no le dediquen tiempo a las tareas, ni al estudio.
Los profesores, van a clase, explican la lección (en el mejor de los casos, porque en otros se sientan y leen), hacen exámenes y los puntúan. No se valoran a sí mismos en cada fracaso de un estudiante. ¿Es siempre culpa del alumno el obtener malos resultados? Quizás la falta de motivación haga que algunos niños no le dediquen tiempo a las tareas, ni al estudio.
La culpa de los malos resultados es común y compartida. El niño que no estudia lo que debería, los padres que no obligan a crear hábitos, los profesores que no motivan, el plan de estudios que coarta la imaginación, la sociedad que no valora en su medida los buenos resultados, los libros que más que enseñar pervierten las mentes infantiles...Todos somos un poco culpables y echar la "pelota" fuera no vale más que para conseguir una generación de niños con fracaso escolar, de jóvenes frustrados y de adultos viviendo en la mediocridad.