domingo, 16 de junio de 2013

Cari, tijera, patito y demás

He descubierto que la imaginación desbordante que creía poseer, quizás no sea tal. Puede ser que me exima de la culpa el hecho de que he nacido en España. Me explico.

Hay millones de parejas que se pasan juntas toda la vida, sin emplear entre ellos ningún apelativo cariñoso (fuera de la alcoba u hogar. Quizás dentro sí lo hagan). Yo, sin embargo, soy mucho de olvidarme de que mi chico tiene nombre y pasa de llamarse Jaimito a cari, mi niño, o cualquier otra palabra vergonzosa y chorra que se me ocurra en el momento.

Llega un momento, incluso, en el que el referirme a él por su nombre real es sólo una manera de que sea consciente de la magnitud del enfado que llevo encima y, así mismo si a mí me llaman por mi nombre, siento que algo horrible se aproxima inexorablemente (soy muy positiva yo jjeje).

Esta pérdida de tu propio nombre no le agrada a todo el mundo, pero lo cierto es que nunca ninguna de mis parejas me han dicho que les molestara, así como tampoco ha habido ningún hombre que no haya caído en esta costumbre tan de much@s de nosotr@s.

Los apelativos cariñosos, dicen, son la demostración de que la intimidad con la pareja ha aumentado, así como evidencia una intencionalidad por parte de ambos de un proyecto común. A pesar de que esta afirmación me beneficia, por ser una apodadora profesional, discrepo con ella. Como ya he dicho, he conocido a parejas que se llaman Luis y Amelia, entre ellos, siempre, y no quiero pensar que por eso se quieran menos (estaría feo preguntarles directamente, verdad?)

En este tema, hay tantas variantes como personas, ya que a veces los miembros de las pareja se llaman entre ellos cosas que sólo ellos entienden. De repente oyes a una mujer llamarle donette a él y como él le contesta con un phoski. En ese instante sabes que esos nombres tienen una historia, seguramente tan entretenida como vergonzosa, sin embargo a nadie le sorprende. Jamás he oído a un hombre llamarle cariñosamente a una mujer, me he girado y he dicho ¿cómo ella se deja apodar así? No lo hago, porque entiendo que esa palabra significa para ellos mucho más que un cariño o un amor.

En España es habitual escuchar el típico "cari", "amor" o "mi vida", Sudamérica se lleva la palma en cuanto a "gordo", "bebé" o "mamacita" y, otros países.... Bueno, otros países son bien distintos.

Todos hemos oído el mítico "amore" que derrite a más de una cuando suena con ese acento meloso de los romanos. En Francia se llaman "Bébé d'amour" (bebé de amor), que es algo bastante similar. Cuanto más nos alejamos de nuestras fronteras, más se diferencian también los epítetos.

Los apodos gastronómicos toman relevancia en algunos países, como en el caso de los holandeses que llaman a sus damas "dropje", que en castellano sería regaliz. Los turcos, menos dados a los dulces optan por "Fıstığım", que es algo así como....pistachito mío. Los húngaros, valientes donde los haya, se la juegan con las mujeres denominándolas setas (Gomba) y ellas encantadas oye! Quizás no les importa muchos porque estos hombres, repletos de una imaginación que se les escapa por los poros de la piel, las denominan también tijeras o dedito mío. Vamos, un romanticismo exacerbado.

En los países angloparlantes se llama al objeto de nuestra devoción "honey" (miel), palabra que se usa tanto para la pareja como para niños pequeños, como bien nos ha enseñado el cine norteamericano. (si se ve en versión original, porque si no se toma la licencia lingüística de traducirlo como "cariño", tan español eso como el toro osborne, ya sabéis)

Hay apodos que no llaman demasiado la atención, ya que son comunes en muchas culturas (querida, tesoro, linda, mi sol, corazón). Sin embargo otras, no dejan de sorprenderme. 

Por ejemplo, Quietscheentchen. Seguro que ya habéis descubierto que se trata de una palabra alemana impronunciable y, aunque no me creáis no ha sido eso lo que me ha sorprendido, sino su significado. La traducción de este trabalenguas es "patito de goma" y, sinceramente me ha hecho gracia que las parejas se acuerden de este elemento tan tierno de la infancia.

Algunas frases de declaración de amor, dan más miedo que otra cosa como en Kosovo, donde si te dicen “Ta ha zemrën!” se te están declarando. Eso sí, yo te comento que la traducción literal de esta sentida declaración es “Te como el corazón”. Lo demás te lo dejo a ti y al kosovar que te lo ha dicho con una sonrisa en los labios, y un leve rubor en las mejillas.

A mí dejadme con mi "cari" y "mi niño" disfrutando de ese sentimiento que nos atonta y da la vuelta a nuestro mundo. ¿No sabes de qué hablo?

 “¡Ah, l’ Amour…! L’ Amour…!”

jueves, 13 de junio de 2013

Adiós a la infancia...si estás list@!

Si has comenzado a leer esta entrada, quiero hacerte una recomendación previa. No quiero que te enfades conmigo por destruir tu infancia en unas pocas líneas, así que te recomiendo que dejes de leer ahora mismo si deseas conservar tu ilusa creencia en los cuentos de hadas.

Bueno, veo que sigues aquí y, te recuerdo, que es bajo tu responsabilidad (no pago psiquiatras eh?). Mi querida hermana me comentó hace un tiempo que los cuentos de hadas que conocemos están, habitualmente basados en historias reales. Es por ella y por su idea, por lo que investigué sobre Blancanieves en primer lugar y de ahí resultó el post que, espero, ya habrás leído.

Hoy decidí ahondar en otra historia semejante, pero a veces (Como ya os he contado) mis idas y venidas por el universo Google, me llevan a sitios que a veces preferiría no encontrar. Traumatizada como me he quedado con mi hallazgo, he decidido hacer gala de un poquito de egoísmo y compartir el trauma con todos aquellos que habéis desoído mi consejo.

Bienvenidos al mundo de la no-fantasía, de la destrucción de la infancia y de los traumas psicológicos posteriores!!!

A estas alturas, aún no tienes ni idea de qué te voy a hablar, pero sigues leyendo porque me conoces y sabes que te lo voy a contar ya mismo. Pues bien, voy a escribir sobre las versiones originales de los cuentos de hadas que conocemos.

Nooooo, por mucho que lo creas los cuentos de Disney no son los reales. La factoría infantil por antonomasia, se dedicó a adaptar historias que, previamente, no eran tan hermosas. Vayamos poco a poco.

En el cuento de Blancanieves, ya os hablé de que al final la madrastra era condenada a bailar con unas horribles sandalias hasta la muerte, pero la verdad es que no es el peor caso. Por ejemplo, la Bella Durmiente, es violada durante su largo letargo y da a luz a gemelos. El violador no es ni siquiera el príncipe encantado, sino un rey con esposa y reino.

Uno de los niños succiona la astilla (si, en el original no hay rueca) que la había hechizado hasta extirpársela, logrando así que despierte. Imaginaos dormiros hoy, y despertaros al tiempo con dos hijos frutos de una violación! (trauma uno iniciándose...) La historia no acaba aquí, ya que la reina se entera de la infidelidad y ordena matar a los mellizos y quemar viva a la Bella Durmiente, de nombre Talía en el original. Sin embargo, el rey se entera y decide que prefiere quedarse con la joven doncella y que sea su mujer la que arda.

El cuento de caperucita tiene menos de sexual, pero más de canibalismo (creo que son los dos ingredientes básicos de las historias en sus versiones originales). El lobo mata a la abuelita y obliga a caperucita a comérsela. Tras esto, la insta a acostarse con él, cosa que no ocurre porque la niña le engaña diciéndole que necesita ir al aseo. El lobo que no es tan tonto como se cree le ata un tobillo con grilletes. La pequeña en su afán por liberarse, se parte el tobillo, finalizando todo con una abuela diseccionada por la casa, una caperucita lisiada y un lobo muerto. Precioso!

Ricitos de oro ni siquiera era tal en la versión inicial. Se trataba de una vieja fea y asquerosa que se cuela de ocupa en casa de tres osos (a quién se le ocurre!) y acaba, lógicamente, asesinada por ellos.

La Sirenita pierde su cola para convertirse en humana, consiguiendo unas piernas que le duelen y le sangran a cada paso y el conocimiento de lo que es un corazón roto cuando Eric se casa con otra (ainnnnssss, ¡hombres!). Al final del cuento, la querida Ariel se convierte en espuma de mar.

Hay millones de casos similares, pero creo que los dejaré para otro post, porque para uno sólo creo que sería demasiado. Y, como ya os he contado el cuento del día, no me queda más que deciros: Felices sueños!! (si es que podéis dormir muajajaja)

lunes, 10 de junio de 2013

Mil y una excusas

Acabar una relación a veces es tan sencillo como no volver a llamar, como mostrarse frío o fría, como distanciar las salidas hasta que provocas la huída del ser ya no amado. Sin embargo, a veces, todo va supuestamente bien para uno, mientras que al otro la idea de la independencia y la ruptura se le ha colado, no sólo en el corazón, sino también en la mente. La paladea, dándole vueltas buscando el momento oportuno de decir se acabó. El problema es que la mayoría de los humanos no aceptamos un "se acabó" como respuesta.

Hablaba en otro post de la necesidad de muchas de nosotras y de nosotros de diseccionar la causa de la ruptura cuando nos dan motivos, imaginaos si no nos los dan. Es por ello, por lo que tanto hombres como mujeres usamos a veces excusas insustanciales, baratas e incluso vergonzosas tan manidas, que son motivo de mofas en muchas conversaciones.

¿Qué tal el "no eres tú, soy yo"? Me hace gracia sólo con oírlo o leerlo e incluso llegué a la conclusión de que la existencia de personas que lo usaran era una leyenda urbana. Me equivocaba.

En estos días ha habido mujeres y hombres que me han contados sus experiencias con esas excusas absurdas y, creedme si os digo que esa frase salía de muchas de sus bocas.

Sin embargo, no es la única. "Creo que debemos darnos un tiempo" es otra habitual de los rankings, y normalmente acaba con el aburrimiento de la espera de que ese tiempo infinito acabe. Puede ser que le gusten las canas y las cachavas y sólo esté esperando a que tú alcances el grado justo de decrepitud.

"Estoy confundid@, ahora no sé lo que quiero”. Esta me encanta, porque habitualmente suele querer decir que sí sabe lo que quiere pero ese algo, no eres tú.

En esto, como en casi todo, hay diferencias sexuales. Por ejemplo las mujeres tiramos más del mítico "te quiero, pero como amigo" expulsando al hombre a la friendzone sin pestañear y con una sonrisa coqueta que denota lo buenas y amables que somos, al permitirle seguir en nuestras vidas. 

Los hombres, por su parte, suelen utilizar su complicada vida laboral como plan perfecto para abandonarnos. "Ahora mismo no tengo tiempo para una relación", "No tengo el tiempo necesario para dedicártelo", “Estoy centrado en mi carrera, me absorbe por completo…” 

La gracia de las excusas, es que habitualmente te hacen sentir que no tienes capacidad de decisión. Obviamente si una persona te dice no te quiero, poco hay que hacer al respecto, pero si te dice que te quiere demasiado y que no te merece, no sería más normal que decidieras tú si te merece o no? Ahí es donde se ve que los pretextos no son más que eso.

Imagina al hombre/mujer a quien amas, sentad@ frente a ti diciéndote que no te merece. Tú, con los ojos inundados en llanto, le dices que por supuesto que te merece, que junto a él/ ella eres mejor. Entonces, lo normal sería que se levantara, te abrazara y te dijera "uff, tenía tanto miedo de que pensaras que soy poco para ti! Menos mal que no lo sientes así. ¡Seamos felices para siempre jamás!!!" Pero noooo! Eso no ocurre porque cuando tú le digas eso, la otra parte te asaltará con millones de argumentos para convencerte de que no te merece o, lo que es peor, encadenará varias excusas.

-Eres demasiado buena, no te merezco.
-No digas tonterías, claro que me mereces!! Es contigo con quien quiero estar.
-No, créeme, no soy bueno para ti. En este momento estoy demasiado liado con el trabajo, no te doy el tiempo que necesitas.
- Bueno, son épocas! Ya pasará y estaremos más tiempo juntos.
- ¿Y si no pasa? Quizás deberíamos alejarnos un tiempo. No eres tú, soy yo. El trabajo me agobia, me absorbe.

Y así hasta el infinito.

La realidad en cambio es que hay varias razones para dejar una relación y, fijaos que curioso, no son ninguna de las anteriores.

En muchos casos se trata de la desaparición del enamoramiento. Pasada la época de atontamiento global de mente y cuerpo (la conocéis no?) los defectos de la pareja nos caen encima como un vaso de agua, suspendido sobre una puerta. Estaba ahí todo el tiempo, pero con los ojos vendados y la puerta abatida, el vaso no caía y cuando la gravedad hace su trabajo nos inunda la desilusión contenida en él.

Otra causa es la confianza en el cambio. Durante un tiempo indefinido podemos creer que nuestro amor cambiará ese hábito que nos saca de quicio. En el momento de descubrir que no va a desaparecer con desearlo, sólo hay dos opciones: aprender a vivir con él o romper.

El hecho de que nuestra familia, compañeros de trabajo, amigos… no acepten a la pareja es otro de los asesinos más comunes de las relaciones. Hay quien dice que la gente que te rodea sabe lo que te conviene y que si tu amor no les cae bien, deberías fiarte de su criterio. Por mi parte, debo decir que no tengo ese sentido común en mis relaciones así que ¿cómo pedirle a otra persona que confíe en mí para saber lo que les puede hacer felices? Si no se aconsejarme correctamente a mí, como para jugar con la vida de los demás! A pesar de ello, es complicado mantener una relación con alguien a quien no puedes mezclar con otros ámbitos de tu vida y esa brecha, acaba muchas veces en una ruptura anunciada.

Las excusas al final son solo maneras de envolver de mentiras que creemos mejores, una realidad que duele. Hay una frase que dice “hazme llorar con la verdad, para no destruirme con la mentira”
 
Entiendo que en el momento de la ruptura no quieras decirle que su cabeza está coronada, cual macho taurino y es respetable, pero al menos dile que necesitas cosas que la relación no te da. Sé lo más claro posible, intentando no hacer daño. Al final, ese momento pasará y nadie sabe si mañana te arrepentirás de haber dejado a esa persona. Cuanto mejor lo hayas hecho, menos rencor habrá de por medio para empezar de cero si es lo que decidís.
 
Y si lo es, vuelve a basar tu relación en la sinceridad y la confianza, esa es, ojo! según los expertos (ya sabéis que yo no lo soy jejje) la clave del éxito. Así que ánimo y a por ello!